Urkullu lanzará en el nuevo curso el programa de inversiones más relevante de la última década

La gestión de la lucha contra la pandemia ha condicionado por completo este primer tramo de la legislatura, con la labor del Departamento de Salud y de Osakidetza en el punto de mira y bajo los focos de la oposición, sobre todo tras algunas vacunaciones que se saltaron los protocolos de varios directivos de hospitales públicos en Bizkaia y que obligaron a la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, a tomar cartas en el asunto. PNV y PSE han formado una coraza de hierro para defender al Ejecutivo de la estrategia de acoso y desgaste, en especial de EH Bildu, que lleva la bandera de la crítica al Ejecutivo.

La estrategia del lehendakari ha sido buscar puentes de acercamiento hacia Elkarrekin Podemos. Se trataba de demosrrar que, a pesar de disponer de la mayoría absoluta, el Gobierno busca mayorías sólidas y amplias para determinadas cuestiones estratégicas. No fue factible por falta de tiempo un primer acuerdo presupuestario, pero sí un pacto para la Ley Antipandemia. La presencia de Elkarrekin Podemos en el tablero de las alianzas pretende, en esencia, aislar políticamente a EH Bildu en el córner de la oposición, junto a PP-Ciudadanos. La pretensión fundamental del PNV, además, pasa por cortocuitar de raíz las posibilidades de una entente de izquierdas en el medio y largo plazo que pudiera suponer una amenaza potencial a la hora de liderar las instituciones. Un escenario que algunos ven en futuro, pero que a tenor de lo que se ve día a día en la Cámara no se antoja viable.

A partir de ahora, una vez pase el verano, Urkullu se plantea abrir un nuevo curso que, además de la superación definitiva del Covid, sigue centrado en la recuperación económica y del empleo. Los datos sobre la reactivación del sector industrial vasco en el primer trimestre son muy esperanzadores, pero ahora deben completarse con los fondos de la Unión Europea para determinados proyectos. La estrategia, además, se va a completar con un plan propio de inversiones del Gobierno Vasco, que será el más importante de la década, y con el programa Berpiztu.

El Ejecutivo vasco también desarrolla un segundo frente de intervención en relación a la culminación del Estatuto de Autonomía de Gernika. La transferencia de las instituciones penitenciarias, acompañada de una política de reinserción basada en la 'justicia restaurativa', será efectiva a partir del 1 de octubre y la apuesta por el traspaso del Ingreso Mínimo Vital se convierten en prioridades del nuevo curso para los departamentos de Beatriz Artolazabal, consejera de Justicia, Igualdad y Políticas Sociales, y de Idoia Mendia, vicelehendakari segunda y consejera de Empleo. También lo será cerrar definitivamente las inversiones y los plazos de ejecución del Tren de Alta Velocidad.

Urkullu también pondrá el acento de cara a los próximos meses en el discurso de fortalecimiento de los servicios públicos, un guion que ya ha trazado este primer año de mandato al calor de los efectos del Covid, que han obligado a una movilización sin precedentes de recursos económicos. Otra cuestión muy relevante, que tendrá su peso a lo largo de toda la legislatura, será la del reto demográfico, a la que que el lehendakari concede un especial relieve.

El Parlamento permanecerá al ralentí durante el mes de julio, aunque con la excepción de dos comparecencias de la consejera de Salud. El Gobierno Vasco, eso sí, continuará con su actividad ordinaria hasta San Ignacio, el 31 de julio. Las dos primeras semanas de agosto serán de vacaciones, aunque tres o cuatro consejeros permanecerán 'de guardia' durante ese período estival. El lehendaari se reincorpora de lleno en la segunda quincena de agosto para preparar, entre otras cuestiones, el pleno de política general del mes de septiembre en el Parlamento Vasco, que marca el pistoletazo oficial de comienzo del curso político todos los años.

«No podemos ser autocomplacientes, viviremos momentos muy duros aún pero hacemos una valoración positiva de la acción, planes, ayudas y resultados que nos dejan estos primeros meses», sostiene el jeltzale Iñigo Iturrate. A su juicio, el Gobierno Vasco ha tenido una hoja de ruta clara en el plan Bizi Berri, y, recuerda, así lo atestiguan las encuestas. «Estamos creciendo ya y el empleo se está recuperando», sostiene, tras señalar que se han movilizado miles de millones de euros en ayudas directas, medidas fiscales, avales y préstamos; y se han aprobado los instrumentos para la recuperación social -Next Generation, Berpiztu-. «Tenemos un Gobierno centrado con voluntad de acordar y una oposición enrocada», asegura Iturrate.

A juicio de Maddalen Iriarte, la Ley Antipandemia es la metáfora que resume la gestión de este primer año: «Tardía, mal diseñada y cerrada de antemano a cualquier posible aportación de EH Bildu». En su opinión, es un Gobierno que «reacciona tarde a los problemas y se queda corto en las respuestas», como cree que se ha visto en la escasa atención a los sectores más afectados por la pandemia, y con un modelo de gobernanza «que excluye a quien no piensa como él». La portavoz de EH Bildu reitera que la situación del Covid obliga a todos a superar el esquema Gobierno-oposición. «Urkullu hace lo mismo que él critica a Pedro Sánchez». También denuncia la parálisis del debate sobre el estatus. «Han sido meses perdidos», asegura.

«Urkullu ha hecho frente a una situación muy difícil al frente de un equipo que ha actuado con valentía, y en el que los socialistas hemos dado estabilidad política y compromiso social», dice el portavoz del PSE, Eneko Andueza.

«La legislatura comenzó con una actitud altiva con la oposición... Los últimos meses notamos un cambio y la negociación de la Ley Antipandemia es un ejemplo. Veremos si este diálogo ha venido para quedarse y se afianza o no».

«Pronto descubrimos el talante de Urkullu porque la respuesta a la oferta de mano tendida para salvar vidas frente al Covid fue el cerrojazo y el rodillo, han faltado cercanía y transparencia», sostiene Carlos Iturgaiz.

«Obviamente es el cordón antidemocrático que pretende silenciar a Vox lo que ha marcado este primer año de legislatura, un cordón que ha mermado nuestra capacidad de llegar a la sociedad, un año de fraude democrático».