Urkullu eleva su enfado y recrimina que el tren de alta velocidad se retrasa por «capricho» de Francia

El hartazgo con ambos ejecutivos es manifiesto, un enfado que el lehendakari ya explicitó en sendas cartas enviadas el 17 de enero a Pedro Sánchez y Emmanuel Macron. Estas misivas se remitieron en vísperas de la cumbre hispanofrancesa celebrada en Barcelona dos días más tarde, con el fin de recordar a los presidentes que era el momento apropiado para analizar el proyecto del tren de alta velocidad a ambos lados de la frontera.

Urkullu recibió la respuesta de Sánchez el 1 de febrero. En ella traslada al lehendakari que el compromiso con la 'Y' vasca es firme y recuerda que en 2022 se iniciaron las obras del tercer hilo entre Astigarraga e Irun, con el horizonte fijado en enlazar en ancho internacional con la frontera francesa.

La contestación del Elíseo llegó por correo electrónico el 6 de marzo y, a tenor de su contenido, fue más etérea. Macron resalta que tanto el tratado acordado como la declaración conjunta de la cumbre de Barcelona incluyen compromisos para reforzar las interconexiones, la movilidad y una estrategia transfronteriza conjunta. Respecto al enlace en alta velocidad con Hendaia, el presidente galo se limita a indicar que «está encima de la mesa», una consideración que como ayer afeó el portavoz del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, no supone «ningún compromiso concreto».

Resulta evidente que estas respuestas no han satisfecho al lehendakari, de ahí que reuniera el 13 de marzo en Ajuria Enea al regionalista Miguel Ángel Revilla (presidente de Cantabria), al socialista Adrián Barbón (Asturias) y al popular Alfonso Rueda (Galicia) para, en palabras de Urkullu, constituir un «lobby» con el objetivo de presionar a España y Francia en la defensa del Arco Atlántico. La reunión resultó inédita y con una fuerte carga política porque consiguió amparar bajo un mismo objetivo a presidentes de cuatro partidos distintos: PNV, PRC, PSOE y PP.

El malestar que se trasladó en ese cónclave por el retraso de las obras del TAV volvió a resurgir este viernes por boca del lehendakari sin retroceder ni un milímetro de su posición inicial. Urkullu, en respuesta a las preguntas del parlamentario de PP+Cs Carmelo Barrio y del de Elkarrekin Podemos-IU Iñigo Martínez, incidió en que España y Francia están «incumpliendo sus compromisos», pero la artillería de mayor calibre la empleó contra el Elíseo. Así, denunció que el Gobierno francés haya retrasado la finalización de la línea Burdeos-Dax hasta 2042, cuando la fecha acordada con Bruselas era 2030. Y, para más 'inri', ni siquiera se plantea la llegada a Hendaia, un 'olvido' que «conduce a vislumbrar nuevos y graves incumplimientos».

El lehendakari reiteró que esta postura de Francia supone «quebrar de forma flagrante» los acuerdos alcanzados años atrás, y pone de manifiesto las «incongruencias» del Gobierno francés. Europa no puede, recalcó Urkullu, permitirse que su conexión ferroviaria, «una de las apuestas más importantes del continente, dependa de los caprichos de un Estado miembro. Una materia tan delicada no debe estar expuesta a tantos cambios, a tanta improvisación».

Urkullu recordó en el pleno que en la cumbre de Ajuria Enea se acordó solicitar a Sánchez que durante la presidencia española del Consejo de la Unión mande a la Comisión desarrollar una estrategia macrorregional para el Atlántico. El lehendakari también anunció que había remitido a Macron y a Sánchez las conclusiones de la reunión con los presidentes de Cantabria, Asturias y Galicia.

Esta ofensiva del lehendakari obedece a su preocupación porque Euskadi quede «fuera de juego» en el tablero geopolítico europeo. Urkullu ha advertido de que el centro de gravedad se está desplazando hacia el este donde varios países, entre ellos Ucrania, reclaman entrar en la UE. Además, en el sector económico vasco se teme que el empuje del corredor Mediterráneo español reste influencia a la fachada Atlántica.