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El Gobierno Vasco avaló con tres informes en mayo celebrar las elecciones en julio. irekia
Urkullu abrió la espita del aplazamiento con un respaldo unánime

Urkullu abrió la espita del aplazamiento con un respaldo unánime

Los partidos avalaron suspender las elecciones previstas para el 5 de abril, aunque luego chocaron por la nueva convocatoria del 12-J

Ainhoa Muñoz

San Sebastián

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Viernes, 15 de enero 2021, 21:09

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El Gobierno Vasco no contemplaba el aplazamiento de las elecciones autonómicas previstas para el 5 de abril y persistía en su intento de aplacar cualquier especulación sobre una posible suspensión. Pero a medida que el coronavirus seguía expandiendo de manera perniciosa su virulencia, Iñigo Urkullu empezó a analizar las opciones legales para posponer el 5-A.

El Covid empezaba entonces a poner en serio riesgo la celebración de los comicios autonómicos. Y antes incluso de que Pedro Sánchez decretara el estado de alarma, el lehendakari convocó a todos los partidos vascos para reflexionar conjuntamente sobre la conveniencia de suspender la cita con las urnas.

No existían precedentes hasta entonces, pero no hubo dudas. La incertidumbre sobre una crisis pandémica inédita, el aumento de contagios por coronavirus y el confinamiento domiciliario fueron síntomas inequívocos para saber que Euskadi no podía poner en riesgo la salud de la sociedad vasca mientras depositaban su papeleta. Tan solo quedaban tres semanas para la convocatoria y el 16 de marzo del año pasado, Urkullu y los partidos acordaron por unanimidad aplazar los comicios. Sin poner sobre la mesa una fecha alternativa.

El 'limbo' en el que se quedó la celebración de las elecciones vascas dio paso entonces a la lucha partidista por las preferencias de unos y otros ante una nueva fecha electoral. Julio o septiembre. Aquellos dos meses se convirtieron en el principal debate de la política vasca después de que Urkullu activase una consulta con los partidos.

La preferencia del lehendakari por convocar los comicios en pleno mes estival –una opción que acabaron respaldando PNV, PSE, PP y Equo– se topó de frente con la oposición de EH Bildu y Elkarrekin Podemos, que apreciaban «mucha precipitación» en la posibilidad de acudir a las urnas en verano.

El factor catalán ya empezaba a asomarse –cabía la posibilidad de que hubiera una convocatoria electoral anticipada– y PNV y PSE querían esquivar la coincidencia. Además, ya se empezaba a hablar de que llegaría la segunda ola en pleno otoño y que los meses de verano otorgarían un 'respiro' en el número de positivos. Así que Urkullu, aun no contando con el respaldo de todos los partidos, convocó el 18 de mayo las elecciones vascas para el 12 de julio. Una cita que contó con el aval del Gobierno central y que se diseñó bajo estrictas medidas de seguridad.

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