El último asesinato del año más sangriento de ETA
La banda terrorista acabó con la vida del inspector de Policía José Javier Moreno Castro el 11 de diciembre de 1980 cuando tomaba algo con su novia en el bar Bikini de Eibar
La docena de clientes del bar Bikini de Eibar que tomaban un pote la tarde del 11 de diciembre de hace 40 años nunca ... pudieron olvidar la durísima escena de una joven llorando sobre el cuerpo sin vida del inspector de Policía José Javier Moreno Castro, desplomado en el suelo, en un charco de sangre, tras recibir dos disparos de ETA. Este crimen cerró un 11 de diciembre la lista de asesinatos de ETA del año 1980, el más sangriento de su cruel historia. Las cifras del horror causado por la banda en esos doce meses estremecen. Se contabilizaron 395 atentados que dejaron 132 víctimas mortales y 100 heridos, la mayoría en Euskadi. A ETAm, a ETApm y a CCAA se les atribuyen 95 asesinatos, el 71,9% del total.
Aquella muchacha era la novia del inspector Moreno Castro. Según indicaron algunas amigas de la joven, no eran «estrictamente» novios porque en más de una ocasión «él había manifestado que no quería formalizar la relación porque había sido amenazado de muerte». «Incluso la víspera de su asesinato había llegado a comentar que tenía el presentimiento de que le iban a matar», desvelaron.
De madre gallega y padre navarro, el joven inspector Moreno Castro, de 27 años, era natural de Puentes de García Rodríguez, en A Coruña, y llevaba un año y medio destinado en la comisaría de Eibar. Sus sospechas no tardaron en cumplirse. José Javier había quedado con su novia en el bar Bikini de la calle Bidebarrieta, tal y como acostumbraba a hacer habitualmente la pareja. El inspector se dirigió a la barra, donde le esperaba su novia y se sentó en un taburete, sin ser consciente de que su llegada había llamado la atención de Fidel González García, miembro de ETA que, acto seguido, se levantó y salió del establecimiento en busca de otros dos activistas. El etarra se dirigió a su vivienda, donde alojaba a los etarras Ángel María Rekalde Goikoetxea y Fermín Ancizar Telletxea. Los tres decidieron ir en coche hasta el bar para acabar con la vida del inspector. Uno de los tres se quedó en el coche para facilitar la huida de sus compañeros, mientras los otros dos, a cara descubierta, entraron en el local y fueron directamente hasta el lugar donde estaban José Javier Moreno Castro y su novia. Por la espalda y a corta distancia, le descerrajaron dos tiros en la nuca, causándole la muerte de manera instantánea. Al escuchar los disparos, los clientes del Bikini, casi instintivamente, se echaron al suelo. «Todo ocurrió muy deprisa», explicaron. Mientras la joven novia se aferraba al cuerpo sin vida de José Javier, los dos etarras volvieron al coche y se dieron a la fuga. Una ambulancia trasladó el cadáver de José Javier Moreno a la comisaría de Policía de Eibar, donde fue instalada la capilla ardiente.
La víspera de su asesinato había comentado que tenía «el presentimiento de que le iban a matar», según dijeron amigas de la novia
1980 se cerró con 395 atentados que causaron 132 víctimas mortales, 95 de ellas obra de ETA y la mayoría en Euskadi
El bar Bikini era muy frecuentado por policías de esa comisaría, pero en los últimos meses su presencia había disminuido al haber sido trasladadas las dependencias de la cercana calle San Agustín a la de Víctor Sarasketa. José Javier, sin embargo, seguía acudiendo al local porque su novia residía en una calle cercana.
Cuarto atentado en dos meses
El entonces alcalde de Eibar, Mikel Larrañaga, fue uno de los primeros en llegar al lugar del atentado pasadas las 20.30 horas. El regidor eibarrés mostró sus condolencias a los mandos de la Policía allí presentes. «¿Qué queréis que os diga? Es el cuarto atentado registrado en nuestra villa en los dos últimos meses», comentó Larrañaga a los compañeros de la víctima tras compartir su pesar. El alcalde eibartarra se refería a los asesinatos del estanquero Carlos García, ocurrido ese 7 de octubre en presencia de su esposa y de otra mujer; del también policía José Alberto Lisalde y del peluquero Sotero Mazo, el 6 de noviembre; y el del guardia civil Juan García León, once días después, en una emboscada a un convoy del instituto armado.
Tras ser detenidos en 1981, los tres etarras responsables del atentado fueron condenados por la Audiencia Nacional a sendas penas de 28 años de prisión por el asesinato del policía Moreno Castro.
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