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Tres historiadores discrepan sobre la propiedad del edificio que ocupó el Gobierno Vasco en el exilio en París

Pedro Barruso, Ludger Mees y Santiago de Pablo arrojan luz sobre el palacete que ha enfrentado al PNV con el PP

Ander Balanzategi

San Sebastián

Domingo, 2 de febrero 2025

Tres historiadores Pedro Barruso, Ludger Mees y Santiago de Pablo, discrepan sobre la propiedad el edificio que ocupó el Gobierno Vasco en el exilio en París, palacete de la discordia que ha enfrentado al PNV con el PP las últimas semanas, y arrojan algo de luz sobre la disputa.

«No se puede decir al 100% quién es el dueño sin los documentos»

Pedro Barruso Historiador en la UCM

«No se puede decir al 100% quién es el dueño sin los documentos»

Son momentos complejos cuando se produce la compra. Todo empieza cuando cae Bilbao y el PNV saca todo el dinero de los bancos de la capital vizcaína y de Donostia para llevarlo a Francia. El 10 de febrero de 1939 crean una sociedad que se llama Finances et Entreprises, formada por cuatro franceses y cuatro ingleses para comprar el palacete a Mariano Gamboa. Un día antes, el 9 de febrero, se aprueba en España la Ley de Responsabilidades Políticas, que el gobierno franquista utiliza para incautar los bienes de los partidos. Después ceden el edificio de la avenida Marceau a la Liga Internacional de Amigos de los Vascos, que es una asociación de tipo cultural. En ese proceso hay una cantidad significativa de sociedades pantalla, un bosque financiero. Entonces, ¿quién es el dueño? No se puede decir al 100% sin una investigación a fondo en la que no se pongan sobre la mesa los documentos.

Los partidos normalmente no tenían nada a su nombre y eso pasó también mucho con el PSOE. O con Esquerra Republicana de Cataluña. Los inmuebles se ponían a nombre de personas y no de los propios partidos. Pasó lo mismo en Londres con el PNV, donde además intervinieron casi los mismos protagonistas. Allí crearon la Continental Transit Company para gestionar los bienes del Gobierno Vasco en Gran Bretaña.

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Ya en 1940 abandonaron precipitadamente la sede de París y la Gestapo, junto a la policía española, encontró los documentos que había allí. Hay que recordar también que, mientras el Gobierno Vasco tenía esta sede, había consejeros socialistas como Juan Gracia, encargado de asistencia social, que estaba sin un duro cuando era el encargado de atender a todos los refugios vascos en Francia.

Tras la guerra, los comunistas hicieron un ademán de entregar el palacete, pero el 28 de julio de 1951 la justicia francesa falló a favor de Franco tras 8 años de recursos y pleitos».

«Una compra así era impensable sin la iniciativa del PNV y de su gente»

Ludger Mees Catedrático de Historia UPV

«Una compra así era impensable sin la iniciativa del PNV y de su gente»

La sentencia de un tribunal francés en 1943 y luego el desalojo decretado por el Gobierno francés contra el Gobierno Vasco en el exilio en 1951 fueron decisiones no democráticas. La incautación y la otorgación de la titularidad de la propiedad de este inmueble al Estado español fue una decisión claramente que contradice las normas democráticas, porque se otorgó por un tribunal en una situación bélica donde París estaba bajo ocupación nazi.

El traspaso que se hace ahora tenía que haber sido una decisión adoptada mucho antes y creo que hay una enorme confusión sobre cómo estaba la historia en aquel momento. En octubre de 1936 el primer Gobierno Vasco estaba liderado por el lehendakari Agirre, pero existía una enorme confusión entre partido y gobierno. El PNV era la formación claramente hegemónica y lo ejercía así. La adquisición de este inmueble se hizo con fondos de un vasco en la diáspora muy cercano al PNV, no sé si tenía carnet formalmente o no, pero seguramente sí, y donó buena parte del dinero a Heliodoro de la Torre, que era el tesorero del PNV y que luego se convirtió en el consejero de Hacienda del Gobierno Vasco. Creo que no existe un documento en el que ponga de quién es el inmueble, pero sí hay papeles en los que pone que la relación de compra empieza un mes antes de la creación del Ejecutivo vasco. Todo el mundo sabe que una compra así, sin la iniciativa y el consentimiento del PNV y de su gente, era absolutamente impensable.

Ningún otro partido hubiera sido capaz de movilizar estos fondos en la diáspora y de llevar a cabo semejante compra. Aunque luego se utilizasen testaferros, que era algo muy común en ese periodo de guerras. Si cogemos el ejemplo de los batzokis, en el registro mercantil tampoco pone que sean del EBB o del PNV, aunque todo el mundo sabe que están detrás los jeltzales».

«Sería una buena opción que el edificio volviese ahora a manos del Gobierno Vasco»

Santiago de Pablo Catedrático de Historia UPV

«Sería una buena opción que el edificio volviese ahora a manos del Gobierno Vasco»

Creo que el edificio de la avenida Marceau no es del PNV, sino que pertenece al Gobierno Vasco, y que eso se ve con los consejeros que no son jeltzales y que también pasaron por allí durante esos años.

El Gobierno Vasco estaba disperso. No se reunía cada semana en el edificio de París, porque en pleno exilio, con algún consejero viviendo en Baiona y con la Guerra Mundial de por medio, todo se complica. El edificio nunca aparece como sede del PNV, que oficialmente estaba en Iparralde, por lo que la delegación y la sede es del Gobierno Vasco. El socialista Juan Gracia pasó por allí, los comunistas también... Esa idea de un lugar compartido por los miembros del Ejecutivo no es así.

La personalidad del lehendakari Agirre era tan potente que realmente era un gobierno muy presidencialista, y se ve que otros consejeros que no eran del PNV se decían incluso que eran agirristas. Se hacían las cosas por consenso y quien llevaba la voz cantante era el PNV, lo que hace que sea muy difícil saber si exactamente algunas decisiones concretas son de los jeltzales o son del Gobierno Vasco.

Respecto a la entrega que se lleva a cabo ahora, habría que desvincular el traspaso de este edificio al apoyo específico de un Gobierno, pero sería una buena opción que el inmueble volviese al Gobierno Vasco. Sería lo mismo que pasó con las sedes de partidos de sindicatos que se devolvieron en la transición, aunque muchas veces hay dificultades porque pueden ser incluso de partidos que han desaparecido.

En todo caso, no creo que exista otra delegación tan directa como esta, en la que un edificio haya sido incautado para que las autoridades de ese país se lo traspasen al Estado español. En París hubo otro piso del Gobierno Vasco, pero se cerró cuando llegó el lehendakari Jesús María de Leizaola».

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