El tablero, patas arriba

La sorprendente irrupción de Vox en Andalucía ha puesto patas arriba el tablero de la política española y también de la vasca. El Gobierno de Sánchez, en una postura inédita en una comparecencia de prensa en Moncloa, se apresuró el viernes a instar a PP y Ciudadanos a que levantaran un 'cordón sanitario' contra Vox para aislar a la extrema derecha de las decisiones de cualquier gobierno que se forme, aunque desde las filas populares se recuerde ahora a Sánchez que para sacar adelante su moción no filtró ningún respaldo.

Quizá nada o poco de lo que ahora está bajo los microscopios de los partidos se estaría analizando si Rajoy hubiera convocado un adelanto electoral que habría cortado el paso a la moción de censura de Sánchez. Es la teoría que el lehendakari Urkullu verbalizó en la mañana del 1 de junio ante la dirección del PNV, que finalmente decidió pulsar el botón nuclear que terminó con Rajoy. Aunque agua pasada no mueve molino, Urkullu sabía desde el primer momento que la moción de censura de Sánchez le iba a complicar el resto de su legislatura al dar por hecho no solo la pérdida de los votos del PP a sus Presupuestos, sino también a otras materias legislativas estratégicas de su Gobierno. Perdía a un socio preferente que actuaba como tal.

Ahora el Gobierno Urkullu explora una especie de sustituto para el PP, que no es otro que EH Bildu. Dos partidos antagónicos y enfrentados. Sin embargo, no parece que un eventual apoyo a los Presupuestos -con dos abstenciones- por parte de la coalición de Otegi pueda servir de bálsamo para propiciar una acción estable del actual Ejecutivo vasco. No hay que olvidar que PNV y EH Bildu son competidores directos y que, aunque caminan juntos en temas tan sensibles como el nuevo estatus, en otros aspectos del armazón socioeconómico marcan claras diferencias. Ambas partes están preparadas desde hace días para el acuerdo presupuestario, pero también para lo contrario.

Mientras, el Tribunal Constitucional admite el recurso de Otegi contra su inhabilitación a raíz del caso Bateragune. Si la Corte le diera la razón, Otegi podría ser rival directo de Urkullu en las elecciones de 2020. Todo un pulso.