Los ritos del acuerdo
Xabier Arzalluz dejó grabada en el frontispicio de las metáforas políticas una muy gráfica que asemejaba los ritos del apareamiento de las aves con los movimientos tácticos que los partidos desplegan a las pocas horas de obtener numéricamente los resultados de las urnas. «Parece que no quieren. Sacan el pecho, hinchan el garganchón, mueven las alas, promueven gorjeos..., pero son ritos de apareamiento», decía en 1998 el desaparecido expresidente del EBB días después de ganar Ibarretxe las primeras elecciones. El objetivo de todas las formaciones es rentar sus resultados de la mejor manera, aunque en algunos casos se envuelva bajo un halo alambicado para llegar a un objetivo final: el acuerdo que proporciona la estabilidad.
El lehendakari Urkullu y la líder de los socialistas vascos, Idoia Mendia, fueron al grano y no se anduvieron por las ramas del tacticismo existente en estas fechas para defender la gobernabilidad sostenible. Tanto el jefe del Ejecutivo de Lakua como la dirigente socialista enseñaron el camino que hace cuatro años lo abrieron y lo hicieron sin ambages, sin condiciones colaterales ni asteriscos en la letra pequeña.
En el caso de Mendia fue rotunda a la hora de rechazar las exigencias que Egibar puso encima de la mesa cuando habló de la gobernabilidad de Navarra y la fórmula con la que Pedro Sánchez decida formar su gabinete. Mendia tampoco pudo ocultar la incomodidad que le ha supuesto conocer por sorpresa que el PNV de Gipuzkoa haya decidido presentar la candidatura de Iridoy en Irun cuando EH Bildu había desestimado un día antes la opción de apoyar una alternativa a Santano. Todo un enigma.
El escenario político exhibe una inevitable tramoya que posibilita decorados diferentes según avanza el discurrir de las negociaciones. Sin embargo, Urkullu y Mendia pusieron negro sobre blanco sus líneas maestras para que las instituciones vascas puedan activar el desarrollo económico y social que los ciudadanos vascos desean. No parece que la actual coyuntura sea preludio de un adelanto electoral, sobre todo porque el electorado necesita un cierto descanso para reposar el estrés electoral afrontado.
