La renuncia de Larrion golpea la estrategia de EH Bildu en pleno debate interno
El caso distorsiona los planes de apertura social y política de la izquierda abertzale hacia nuevos sectores urbanos
Ha sido una semana 'horribilis' para Euskal Herria Bildu en la que la coalición independentista ha tenido que hacer esfuerzos para marcar distancias sin autoflagelarse demasiado. La dimisión de la portavoz municipal de la coalición en el Ayuntamiento de Vitoria, Miren Larrion -por un asunto que aún está siendo investigado por la Ertzaintza y que tiene que ver con la suplantación de la identidad de una compañera de grupo para abrir una cuenta corriente- ha dejado flotando un punto de enigma en el ambiente. Ella ha reconocido su error y lo ha enmarcado en una determinada situación de «apuro» personal, que no tiene que ver nada con la política.
El caso ha supuesto un duro golpe para la imagen de EH Bildu que había puesto muchas esperanzas en el perfil de solvencia profesional y de apertura ideológica de su portavoz en Vitoria, cuya campaña municipal hace dos años logró apoyos bastante transversales. Larrion jugaba fuerte en el ecosistema de EH Bildu, aunque no se alineaba con sus familias tradicionales y rompía con los esquemas convencionales en este mundo. Desde la dirección de EH Bildu se insiste en que su salida no obedece a un problema de corrupción política sino a una determinada situación personal. Y, además, se lanza una acusación directa al PNV y a la Ertzaintza, en concreto, por filtrar datos de este asunto «para sacar rédito político». Lo que más ha dolido a EH Bildu es la actitud del alcalde de Vitoria, el jeltzale Gorka Urtaran, que es primer regidor, precisamente, gracias a los votos de la formación independentista.
Larrion representaba la estrategia de apertura que EH Bildu pretende en su actual debate interno para abrirse a nuevos sectores urbanos progresistas y profesionales. Y lo hacía en Vitoria, en donde la izquierda independentista había puesto serías expectativas en lograr la Alcaldía en 2019.
El 'incidente' ha desconcertado en la dirección de la formación independentista en pleno comienzo del debate congresual, que finalizará en junio, y que tiene como objetivo construir una nueva formación política de izquierda soberanista transformadora y articular una nueva política de alianzas y acumulación de fuerzas en ese sentido.
La discusión se ha visto también mediatizada por la reaparición de algunos incidentes callejeros, primero en el marco de la pandemia y luego en el escenario marcado por las protestas contra en encarcelamiento del tuitero Pablo Hasél.
Ruptura sindical
En los últimos días, la espiral de los incidentes se ha relajado. En San Sebastián, la izquierda abertzale oficial ha recuperado el control de la situación. Parece, incluso, que organizaciones juveniles más radicalizadas en torno al colectivo Piztu o a Gazte Koordinadora Sozialista también se han sumado a un relativo apaciguamiento.
Otro frente con trastienda es el conflicto reabierto entre ELA y LAB. El malestar es palpable en el sindicato de la izquierda abertzale. Según LAB, ha sido ELA la que ha vuelto a romper «el ámbito de trabajo compartido» al firmar con otros sindicatos de Cataluña y Galicia una declaración sobre la derogación de la reforma laboral sin tenerles en cuenta. Una nueva crítica a la unilateralidad de ELA que refleja cíclicas tensiones.
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