El presidente Pedro Sánchez dio el viernes todo un golpe estratégico en el tablero de la política española al situar -solo él tiene potestad como ... jefe del Gobierno para hacerlo- las elecciones generales el 28 de abril, diez meses después de aquella moción de censura en la que tumbó en la lona a Rajoy. Sánchez, que ha sufrido la gota gorda en esta microlegislatura por las maniobras que Puigdemont y Torra han desplegado desde el frente catalán, acomete esta partida electoral con un objetivo claro: polarizar el pulso en las urnas entre dos opciones: la que lidera el propio Sánchez para aglutinar las fuerzas de una amplia izquierda con el posible apoyo del PNV y del soberanismo catalán posibilista o el tridente de la derecha, cada vez más escorado en su conservadurismo. Las generales se plantean como una especie de plebiscito entre el 'sanchismo' y su contra. Tan simple.
Desde Euskadi, el PNV ha mantenido un leal apoyo al actual presidente del Gobierno, pese a que precisamente esta posible polarización de bloques pueda activar un voto útil que desde Sabin Etxea intentarán neutralizar en su favor. Los peneuvistas podrían conseguir una suculenta renta de su fidelidad con Sánchez si el Gobierno socialista logra transferir 'in extremis' el primer bloque de siete competencias pendientes casi sobre la bocina, es decir, antes de iniciarse la campaña electoral, que de manera inédita se desarrollará entre capirotes y penitentes de la Semana Santa.
Si Sánchez y el PNV cierran este primer acuerdo competencial, ambas partes demostrarán que la vía vasca es más fructífera que el desbarajuste que se proyecta desde Cataluña en los últimos meses. Por este motivo, el presidente ha puesto su empeño en que este compromiso no quede en papel mojado. Sin duda, será la prueba del algodón de que la relación Sánchez-PNV-Urkullu tiene buena salud y mejor futuro.
Desde el otro bloque, Albert Rivera lanzó una comprometida promesa al asegurar que no pactará con el 'sanchismo' después del 28-A. El líder de Ciudadanos, no obstante, puede decir lo contrario horas después de la noche electoral si los números son otros. Al tiempo.
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