primer tanteo

El lehendakari afronta el debate de política general del ecuador de su legislatura sin más apoyos que los 37 escaños que suman peneuvistas y socialistas, grupos que sostienen el Gobierno. Aunque en el pleno de hoy nada se vota, el lehendakari subirá a la tribuna de oradores con el objetivo de testar si en un futuro cercano podría contar con el apoyo de al menos un escaño más -los 38 escaños dan la mayoría absoluta-, que le aseguraría la aprobación de los Presupuestos y la estabilidad para finalizar con tranquilidad lo que resta de legislatura. La moción de censura a Rajoy del pasado 1 de junio en la que el PNV apretó el botón nuclear del final del expresidente gallego tenía como principal riesgo colateral que el PP dejase de apoyar las cuentas de Urkullu en mitad de la legislatura. Y los populares, que estrenan el liderazgo de Casado, aún sin restañar las heridas de aquella debacle, no parecen dispuestos a reconciliarse con los jeltzales, en la actualidad fiel apoyo parlamentario del Gobierno Sánchez, quien pasa apuros al no cerrar la puerta a un posible adelanto electoral. En la sesión parlamentaria que oficialmente hoy abre el curso político en Euskadi todos los ojos y oídos estarán puestos en las exposiciones que los líderes de las formaciones opositoras trasladen al lehendakari por si hubiera alguna pista o comodín que se pueda dejar en el camino. Una de las intervenciones más esperadas en la actual coyuntura será la que Maddalen Iriarte, portavoz de EH Bildu, plantee al lehendakari después de la luna de miel que la coalición abertzale y los jeltzales han celebrado en el tránsito que les ha llevado juntos a acordar las bases del nuevo estatus -rechazado en su mayoría por el resto de los partidos- que en breves días estará en manos de los cinco expertos. Habrá que ver si esta sintonía en elaborar un documento con un claro carácter soberanista entre ambas formaciones ha dejado un poso en la coalición abertzale como para dejar la puerta abierta a apoyar en alguna fórmula posible los Presupuestos de Urkullu, que tradicionalmente han rechazado. Por de pronto, Urkullu lleva bajo el brazo un discurso de gestión y con claro calado social. Hay partido.