Muchas veces el quehacer de la acción política se parece en buena medida a una partida de cartas en la que cada jugador despliega a ... su conveniencia todo tipo de estrategias y regates para intentar conseguir el objetivo marcado. En esta ocasión, el Gobierno de Pedro Sánchez, en la voz de su ministra de Hacienda, María Jesús Montero, lanzó ayer una especie de órdago al PNV sobre los Presupuestos Generales del Estado, desvelando que el acuerdo con el PNV está cercano. No obstante, a pesar de que en fuentes de Moncloa aseguran que la pelota está en juego, no deja de sorprender que el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, negara la mayor con rotundidad y no tuviera ningún empacho para entrar al choque de esa especie de canto de sirena que Montero lanzó por sorpresa hacia su partido.
Los peneuvistas aseguran que no hay mus sobre el tapete, aunque desde el Gobierno de Sánchez defiendan que se entra en un momento estratégico en el que los partidos se posicionan. Esta llamativa postura –por no dar el partido perdido– deja entrever que en el gabinete Sánchez se busca jugar la opción de sumar los escaños suficientes para sacar los Presupuestos hasta el último minuto, a pesar de que los partidos catalanes hayan dado un portazo a este proyecto por el juicio a los presos del procés. Precisamente por este motivo, al ver que no hay juego suficiente sobre el tapete, el PNV rechaza especular sobre cualquier movimiento negociador, máxime cuando los contactos que se inician hoy sobre las transferencias pendientes entre los gobiernos central y vasco se han ralentizado en exceso en los últimos meses.
A pesar de que en el ambiente planea ya una prórroga que, curiosamente, ya no cuestiona la continuidad del Gobierno Sánchez, el juego de su ministra es el ataque, a sabiendas de que los jeltzales son celosos de la discreción y de los tiempos en este tipo de negociaciones.
También habrá juego político en la comida que celebrarán hoy en Ajuria Enea Urkullu y el president Torra. El encuentro entre ambos mandatarios promete, aunque el lehendakari ya dejó claro en Mar del Plata que Cataluña y Euskadi son dos casos diferentes.
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