El 'ongi etorri' de Berango aviva el pulso entre Sortu y la disidencia de la izquierda abertzale

Este silencio puede interpretarse como un intento de no alentar las llamas de la confrontación directa en un flanco tan sensible como el de los presos, ya que la notoriedad puede alentar a los sectores más radicalizados, que se envuelven en la bandera de la amnistía total y acusan a la izquierda independentista de 'claudicar' y «agachar la cabeza» con una «traición». Sortu tiene el convencimiento de que el peso del entorno de ATA en el colectivo de presos es muy minoritario: tan solo seis reclusos forman parte de este movimiento crítico.

La afluencia de público al homenaje del domingo –que se celebró en el frontón municipal con permiso del Ayuntamiento con la excusa de que se trataba de un acto de bertsolaris– deja en el aire algunos interrogantes sobre la incidencia real de esa fractura en la izquierda abertzale sociológica.

Desde Sortu se asegura que se trabaja hace meses para que la izquierda abertzale asuma un nuevo perfil a la acogida de los presos tras su puesta en libertad que no provoque heridas sociales. A su juicio, se trataría de quitar excusas a quienes desean impedir la posibilidad de cambios en la política penitenciaria o ralentizar la evolución jurídica de los reclusos. El telón de fondo de la apuesta del EPPK es que los 'ongi etorri' públicos no se conviertan en la coartada para bloquear la política penitenciaria en un momento en el que arrecian desde sectores políticos o judiciales las presiones para frenar la concesión de permisos y la progresión de grados.

El debate en el EPPK desembocó en noviembre en una declaración de este colectivo por el que se posicionaba en contra de los 'ongi etorri' públicos. La discusión había sido también alentada por un diálogo previo entre el EPPK y el Foro Social Permanente desde 2018. El trasfondo de la apuesta del EPPK pasa por acelerar el fin de la excepcionalidad penitenciaria.

El PP pidió ayer a la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolozabal, que explique en el Parlamento por qué se ceden espacios públicos –en este caso, el frontón, propiedad del Ayuntamiento de Berango, gobernado por el PNV– para que se lleven a cabo estos homenajes. Y el PSE de Berango consideró ayer «totalmente inaceptable» el 'ongi etorri', «una humillación a las víctimas y al conjunto de la ciudadanía». En ese sentido, reclamó explicaciones a la alcaldesa del PNV sobre los permisos que se concedieron y exigió a EH Bildu «un expreso rechazo».

En principio, ni en Sortu ni en EH Bildu preocupa demasiado el alcance real de la disidencia de ATA. Sí inquieta más el pulso que se libra entre las juventudes de Sortu, Ernai, y una plataforma de jóvenes más asamblearia y de contestación anticapitalista como Gazte Abertzale Sozialistak (GKS), con marchamo de ultraizquierda obrerista y rupturista. Hasta ahora este colectivo – que ha crecido de forma notoria en el entorno universitario y en la redes sociales– se mantiene al margen de la dinámica del ámbito de los presos pero rivaliza en el movimiento juvenil.