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Bakartxo Tejería con su marido y sus cuatro hijos.

La política no concilia

Compaginar la actividad pública con la vida personal es casi imposible. Así lo relatan cinco cargos vascos, que se muestran críticos con sus agendas de trabajo y por ello abogan por un cambio hacia horarios más racionales

Elisa López

SAN SEBASTIÁN.

Lunes, 5 de noviembre 2018, 06:46

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Lo tienen claro: conciliar la política con la vida familiar es una misión casi imposible. Cinco parlamentarios y diputados vascos sostienen que compaginar ambas facetas les obliga a hacer auténticos encajes de bolillos. La presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria (PNV); Oskar Matute, diputado de EH Bildu; el secretario general del PSE-EE de Gipuzkoa, Eneko Andueza; la diputada de Podemos, Rosa Martínez, y Borja Sémper, presidente del PP guipuzcoano, se muestran críticos con sus agendas de trabajo, por lo que defienden en estas páginas un cambio hacia horarios más racionales que les permita disfrutar más de su vida personal.

Bakartxo Tejeria (PNV)

«No es nada fácil, y yo no tengo la varita mágica»

Mujer, madre de familia numerosa y presidenta del Parlamento Vasco. Con esta tarjeta de presentación, Bakartxo Tejeria (Donostia, 1971) tiene que hacer auténticos malabarismos para conciliar vida personal y laboral. Lo dice sin tapujos: «Con dos niñas de trece y nueve años y mellizos de poco más de dos, haces lo que puedes». No tiene un horario fijo y eso dificulta la organización de su vida doméstica. «No tengo la varita mágica», confiesa. Dio a luz a sus pequeños durante la campaña de las autonómicas de septiembre de 2016, a las que concurría como aspirante a la reelección al frente de la Cámara vasca. Tejeria pertenece a un grupo de mujeres que ha logrado hacerse un hueco en un mundo hasta hace poco masculino.

Reconoce que sus hijas están acostumbradas a su vida política. «La mayor desde que estaba en mi tripa iba a mítines. Cuando nació yo era alcaldesa de Villabona. Pero los mellizos lo llevan peor. Uno de ellos, cuando salgo de casa, me dice con lengua de trapo: 'ama ez joan'. Y te da pena», reflexiona la dirigente jeltzale. Por la tarde-noche, cuando llega del Parlamento cada niño reclama su parcela; los pequeños mimos y las mayores deberes o contarle sus cosas. Y cuando tiene actos de fin de semana no protestan. «¡No! Ellas lo que quieren es acompañarme», bromea.

-¿Y entonces cómo concilia?

-Mi marido también tiene un trabajo de mucha dedicación. Hay días que llega a casa a las diez de la noche. También querría pasar más tiempo con sus hijos. Y tenemos cuatro con necesidades diferentes. Unas preadolescentes, otros con pañales... Yo me arreglo con mis padres. Son ellos los que nos resuelven tantas horas de niños... Eso sí, cuando puedo me dedico íntegramente a mis hijos.

Para la presidenta de la Cámara vasca es fundamental la corresponsabilidad. «Solo habrá conciliación si todos somos corresponsables», insiste, y asegura que los hombres también concilian. «No debemos asumirlo todo nosotras. Y tengo que romper una lanza a favor de los hombres: Cada vez son más los que quieren disfrutar de sus hijos y sus parejas». Admite que hay cosas difíciles de cambiar. «Si tenemos pleno por la tarde y salimos a las nueve, y luego vuelta a Donostia, ¿cómo lo hago?», se cuestiona. Y, a su juicio, algunos actos no pueden celebrarse más que a última hora de la tarde porque además de la presencia institucional, requieren la de personas que están ocupadas durante el resto del día.

Rosa Martínez con sus hijos; Eneko Andueza en el despacho y Oskar Matute preparando la mochila de su hijo.
Imagen principal - Rosa Martínez con sus hijos; Eneko Andueza en el despacho y Oskar Matute preparando la mochila de su hijo.
Imagen secundaria 1 - Rosa Martínez con sus hijos; Eneko Andueza en el despacho y Oskar Matute preparando la mochila de su hijo.
Imagen secundaria 2 - Rosa Martínez con sus hijos; Eneko Andueza en el despacho y Oskar Matute preparando la mochila de su hijo.

Oskar Matute (EH Bildu)

«El Congreso es un ejemplo vivo del modelo patriarcal»

La vida de diputado en el Congreso le obliga a pasar tres o cuatro días fuera de casa. Oskar Matute (Bilbao, 1972) lleva dos años cogiendo los lunes un vuelo rumbo a Madrid, y regresando a Bilbao los jueves a la noche. Desde junio de 2016, el líder de Alternatiba es diputado por Bizkaia de EH Bildu. No obstante, no tiene la sensación de estar perdiéndose los mejores años de sus hijos, un niño de diez y una niña de cinco. «Cuando estoy en casa hago una inmersión total», cuenta el diputado. Reconoce que conciliar no es una tarea fácil. Se reparte con su mujer el cuidado de sus hijos. Ella también trabaja y ninguno de los dos ha querido renunciar a su vida profesional, por lo que no les queda más remedio que compaginarse. «Cuando estoy en Madrid se ocupa ella y el resto me toca. Pero también tiramos de los aitites, como tantos vascos y vascas», explica.

-¿Los hombres se implican ahora más en el cuidado de los niños?

-Sin duda. Pero, incluso teniendo la conciencia de hacerlo, tu presencia como 'hombre' sigue siendo minoritaria, incluso chocante. Cuando estoy en casa me encargo de recogerles del cole, de llevarles a las extraescolares, de los deberes. Ahora se ve a más padres hacer esto.

A Oskar Matute el fin de semana le toca «mucho niño», pero lo disfruta a tope. Su hijo juega al fútbol y procura ir a sus partidos los fines de semana. «Viernes, sábados y domingos pido a mi formación que me deje tiempo libre», admite, y así su pareja también puede disponer de unas horas para sus hobbys. Aunque reconoce que cuando alguno de los niños «se pone malo, las cosas se desbarajustan y es necesario hacer un encaje de bolillos». Para el dirigente independentista, la gente de izquierdas siempre ha intentado ser sensible a la perspectiva feminista, «pero nos faltaba la parte práctica. No solo se trata de entender qué significan los cuidados a la familia... Debemos implicarnos todos».

-¿Por qué el Congreso convoca ruedas de prensa a las siete de la tarde?

-El Congreso es un ejemplo vivo de lo que ha sido el modelo patriarcal. Los plenos pueden empezar a las tres de la tarde y terminar a las diez de la noche. Así es imposible conciliar. Para un hombre con voluntad de ser acompañante de la lucha feminista, como puede ser mi caso, al final, cada día es necesaria una enorme labor de deconstrucción de todo el machismo vivido.

Eneko Andueza (PSE-EE)

«Hay días que los astros se alinean y se trastoca todo»

Para Eneko Andueza (Eibar, 1979) actividad política y conciliación familiar «no son incompatibles, aunque sí tremendamente difíciles de compaginar». El secretario general del PSE de Gipuzkoa reconoce que la imagen que a veces se tiene de los políticos está «tergiversada» y hay aspectos de sus vidas que tienen vertientes que pasan desapercibidas. Y la conciliación es, sin duda, una de ellas.

El también portavoz adjunto del PSE-EE en el Parlamento Vasco sostiene que la agenda parlamentaria tiene hitos concretos que tienen día fijado y que son inamovibles. «El reglamento estipula poder hacer convocatorias hasta cuarenta y ocho horas antes de la celebración, por lo que hay veces en las que te encuentras con tu planificación personal hecha y te ves obligado a hacer encaje de bolillos», explica. El dirigente socialista debe atender sus obligaciones como líder de su partido en Gipuzkoa, en días y horas que exceden a un horario laboral al uso. Además, por su condición de portavoz adjunto, suele tener tertulia radiofónica un sábado de cada tres. Tal y como apunta, «también tenemos los fines de semana hipotecados, con lo cual, la vida personal suele quedar muchas veces relegada a un segundo plano».

Andueza procura organizarse de la mejor manera posible para mantener ciertas rutinas. «Tengo la costumbre de llevar a mis hijos a natación una tarde a la semana, y ese día me gusta tener la agenda despejada. Aunque no siempre es posible... Muchas veces es complicado aislarse del todo porque hay días que se alinean los astros y te toca resolver cuestiones con carácter de urgencia, cuestiones que no pueden esperar y no se pueden dejar porque hay temas que son delicados que no entienden de conciliaciones», cuenta. Además, siempre que los horarios se lo permiten, lleva a sus niños al fútbol, «nos gusta animar al Eibar».

Rosa Martínez (Podemos)

«La palabra conciliación me parece una trampa»

«La conciliación no existe». Ecologista y feminista, Rosa Martínez, bilbaína de 43 años, militante de Equo, y que en 2015 fue elegida diputada por Bizkaia como independiente por Podemos, asegura así de rotunda que en política son necesarios muchos equilibrios para compaginar vida laboral y personal. Rosa Martínez tiene dos hijos de ocho y diez años, está separada y compartía custodia con su expareja. Dispone de dos tardes, más un fin de semana de cada dos pero, dependiendo de su agenda parlamentaria, esas tardes pueden quedar en nada.

«Tanto para los niños como para mí hay temporadas que se hacen muy difíciles. Antes de ser diputada en Madrid, ellos vivían conmigo, pero después acordé con mi expareja que él fuera el cuidador principal. Y los primeros meses fueron durísimos. Para los niños fue un gran cambio: él vive en Larrabetzu y yo en Bilbao... Ser parlamentaria no te permite conciliar. Pero la política nunca es más importante que los hijos».

Pero si algo ha conseguido es no tener agenda política durante los fines de semana que le tocan niños. «En este sentido suelo ser bastante estricta», subraya. Rosa Martínez reconoce que en política uno tiene que estar eligiendo constantemente; o la vida institucional o con la familia. «La política tiene muchas exigencias y, al final, es elegir y renunciar: o eso o tus hijos. Y si estás con ellos y has renunciado a una reunión o a hacerte una foto en una recepción..., ahí pierdes puntos en tu trabajo porque estás reduciendo tu presencia, tu visibilidad y tu reconocimiento entre la gente que luego te puedo votar». Por esto, precisamente, hay menos mujeres en la primera fila, argumenta, «porque tienen menos tiempo».

-¿Y la solución sería renunciar al trabajo?

-Siempre hay que elegir. Pero en todos los trabajos. Por eso es tan difícil. Si te gusta lo que haces no lo quieres dejar. La palabra conciliación me parece una trampa.

Borja Sémper con Telmo en brazos y el bebé dentro del coche en Donostia.

Borja Sémper (Partido Popular)

«Deberíamos dar ejemplo y renunciar a lo superfluo»

«Los políticos y las instituciones deberíamos dar ejemplo. Pero no es así». Si algo tiene claro Borja Sémper (Irun, 1976) es que los partidos no pueden convocar ruedas de prensa a las siete de la tarde, comisiones que terminen a las diez de la noche, ni actos cada fin de semana... «Si hablamos de ello, hagámoslo con honestidad. ¿Con qué derecho pedimos a las empresas que faciliten la conciliación a sus trabajadores cuando nosotros, por ejemplo, organizamos ruedas de prensa y obligamos a tanta gente de ayuntamientos o del Parlamento a estar allí hasta tardísimo?», lamenta.

El presidente del PP de Gipuzkoa reconoce que la política tiene un perfil singular de dedicación y de entrega porque las decisiones que se toman afectan a todos los ciudadanos. Por eso considera necesario avanzar y pasar de los discursos a los hechos, «con más voluntad y conciencia». En su casa, la mayoría del tiempo conviven cuatro niños, y por las custodias compartidas de las que disponen él y su pareja, los días con ellos son «sagrados». La mujer del además portavoz parlamentario es actriz, también un trabajo de mucha dedicación, por lo que concilian como pueden. Eso sí, «siempre procuramos que los niños estén con uno de los dos».

-¿Y cómo lo consiguen?

-Pues renunciando a lo superfluo. Porque en todos los trabajos hay cosas de las que uno puede prescindir. Por ejemplo, si una reunión termina a las siete de la tarde, yo no me quedo a tomar una cerveza porque es un tiempo que le quito a mi familia. Sin duda, en este sentido las mujeres concilian mejor. Y yo, como ellas, prefiero irme a casa a estar con mis hijos que a un bar con personas con las que llevo trabajando todo el día.

Aunque reconoce que sí existen situaciones excepcionales, como unas elecciones, «que obligan a llegar a casa a las diez de la noche o a pasar quince días sin ver a los tuyos».

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