Podemos exige al PSOE incluir la reforma fiscal en los Presupuestos

Los socialistas no quieren oír hablar de subidas impositivas y se aferran al comité de expertos que diseña la reforma fiscal, cuyas conclusiones no se conocerán hasta el año que viene, para aplazar este asunto. Entienden que éste es el momento de la «recuperación» de la economía y aunque aseguran que el nuevo sistema impositivo llegará prefieren esperar. «No vamos a abrir en los Presupuestos de 2022 una revisión del modelo fiscal, que está pendiente, pero no para el próximo año», zanjó a principios de julio el presidente Pedro Sánchez.

Pero los morados consideran «tarde» retrasar la reforma fiscal hasta 2023, dado que la crisis derivada de la pandemia ha revelado «las debilidades del sistema del bienestar» y urge alcanzar un acuerdo de cara a las nuevas cuentas. «Podemos está en esa posición de sentido común de época y así lo vamos a trasladar en la negociación de los Presupuestos», aseveró ayer Javier Sánchez Serna, miembro del Consejo de Coordinación de Podemos y líder de la formación en Murcia.

El dirigente morado advirtió, en una entrevista en Europa Press, que no cederán ni un milímetro para cumplir con los acuerdos firmados. Con la legislatura llegando a su ecuador, en Podemos creen que es el momento no sólo de «consolidar las políticas sociales» sino de garantizar «que se van a poder financiar» aplicando algunas de las propuestas fiscales pactadas. Por ejemplo, un tipo mínimo del 15% en el impuesto de de sociedades; una subida del 1% en el de patrimonio para las grandes fortunas o diferentes incrementos del IRPF en función de los ingresos anuales.

En la otra pata de la negociación se encuentra la subida del salario mínimo interprofesional y la ley de vivienda, que debía estar aprobada a finales de febrero y que está siendo uno de los principales puntos de fricción entre los socios. Podemos quiere que el Gobierno fije topes al alquiler en todo el territorio nacional, de manera que se puedan topar los precios en aquellas zonas con rentas más elevadas, pero los socialistas se niegan y apuestan por un sistema de bonificaciones fiscales que incentive a los propietarios a reducir los precios.