Pérez Esquivel aboga ante Urkullu por ahondar en el diálogo tras el fin del terrorismo de ETA

Horas después de haber recibido a última hora del miércoles a las colectividades vascas en Argentina en un acto social celebrado en Puerto Madero, el lehendakari Iñigo Urkullu se ha entrevistado a primera hora de hoy en la sede de la delegación vasca con el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, de 87 años, quien recibió este galardón por su defensa de la democracia y los derechos Humanos frente a las dictaduras militares en América Latina.

Después de un encuentro de cerca de una hora de duración, el lehendakari consideró un «honor» haber podido compartir su tiempo de reflexión con el veterano profesor argentino, a quien agradeció su «compromiso con la paz en Euskadi y sus labores para tratar de que la violencia desapareciese».

Pérez Esquivel actuó como mediador entre el Gobierno español y ETA, tras pedírselo en Buenos Aires dos representantes de la organización armada y tras ser aceptada la propuesta por el entonces ministro socialista de Interior, Juan Alberto Belloch, aunque sus gestiones apenas avanzaron entonces. También hizo gestiones para impedir que ETA asesinara al concejal del PP Miguel Ángel Blanco, que también fueron fallidas si es que se produjeron.

El premio Nobel de la Paz recordó lo «mucho» que ha trabajado para conseguir el final del terrorismo de ETA. «Durante años trabajamos para encontrar el camino de diálogo y de participación social para lograr el final de la violencia. Puede haber diferencias de criterios políticos, pero esas diferencias deben venir a través del diálogo y no de la violencia», reflexionó el profesor argentino. Sostuvo que la «violencia trae más violencia y que hayan alcanzado esta etapa es muy importante».

En este punto, añadió que «hay que profundizar el camino a seguir en el diálogo para superar la violencia entre ETA y el Estado español, y en la actualidad, como la deposición de las armas, es momento de recapacitar, aunque las vidas perdidas no se pueden recuperar, pero hay que trabajar para que eso no vuelva a ocurrir». «Yo soy un superviviente de las dictaduras militares de aquí», recordó.

Urkullu señaló que ambos reflexionaron en la reunión sobre las profundas transformaciones que vive la sociedad, así como de las nuevas preocupaciones relacionadas con valores como la diversidad o solidaridad. «Voces críticas como la de Pérez Esquivel constituyen una referencia de altísimo valor», según el Lehendakari, para ofrecer respuestas a las nuevas preocupaciones sociales.

El lehendakari hizo hincapié en los valores del diálogo y de la búsqueda de los consensos y defendió la frase que Pérez Esquivel suele esgrimir de «nadie somos dueños de la verdad y hemos de servir, sin embargo, a la verdad». Urkullu alertó de otros problemas al margen de la vulneración de derechos humanos, como la coherencia de las políticas de cooperación al desarrollo, así como las consecuencias de las guerras e Siria y Libia con sus desplazamientos. En este punto, Pérez Esquivel reclamó la solidaridad de Europa en las movilizaciones de los exiliados de esos países por motivos de la guerra. Pérez Esquivel, en su intervención ante los periodistas calificó a su país de «surrealista», y se mostró preocupado por la la relación de los derechos humanos y la democracia, que según dijo, «se construye con la participación de los ciudadanos».

Posteriormente, Urkullu se reunió con el presidente de la Cámara de Diputados Emilio Mozó, segunda autoridad del país. El lehendakari compartió con Monzó la situación política actual en Euskadi, así como las prioridades del Gobierno Vasco. A su vez, el presidente de la Cámara de Diputados explicó al lehendakari los retos actuales del País, en pleno debate presupuestario.

La delegación encabezada por el lehendakari se trasladó a la sede del centro Laurak Bat, euskal etxea que es la década de las casas vascas al contar con una antigüedad de 141 años. Situado en el corazón del barrio Monserrat, en sus instalaciones cuenta con un retoño del Árbol, de Gernika, que es uno de los más altos del mundo, protegido por una especie de urna de cristal que está abierta para que la copa del árbol sobresalga por el tejado del edificio. Fue plantado en 19o6 y en la actualidad su cuidado está en manos de un jardinero japonés.

Urkullu y su mujer, Licia Arieta-Araunabeña, fueron recibidos con un aurresku de honor en las puertas del histórico centro vasco. Posteriormente, visitaron las instalaciones comenzando por el auditorio, las aulas de euskera, pasando por el trinquete y la biblioteca y finalizando en la sala de juntas donde el lehendakari y la delegación vasca ha mantenido una reunión con la junta directiva del centro presidida por Arantxa Anitua.

Nada más conocerse en Argentina el fallecimiento del padre de Mariano Rajoy, el lehendakari le trasladó vía mensaje telefónico su pésame, que inmediatamente fue respondido por el expresidente del Gobierno que le agradeció sus condolencias.