Patxi Ormazabal: «¿Una anécdota? Que EA está inscrito a mi nombre en el Ministerio de Interior»
Exconsejero del Gobierno Vasco y dirigente de Eusko Alkartasuna ·
Sus comienzos en política fueron duros: clandestinidad y unos meses de cárcel. Eran los últimos años del franquismo, y ser una de las figuras del ... nacionalismo vasco tenía consecuencias. Siempre negativas. Y es que Patxi Ormazabal (Vitoria, 1948) lleva el nacionalismo en la sangre. Nació en el seno de una familia jeltzale y fue un joven lleno de inquietudes: se implicó en diferentes temas culturales, en grupos de danza, de montaña... y también en causas comprometidas. De ahí a la política. Entonces la dictadura de Franco estaba muy viva. Hoy, jubilado y satisfecho con su vida, al echar la vista atrás, reconoce que, pese a todo, aquella fue una «época interesante porque se preparó la legalización de los partidos y la transición hacia la democracia».
Cuando con veinte años terminó la 'mili' en Burgos, «de la que prefiero no recordar absolutamente nada», confiesa, se trasladó a Bilbao a estudiar Sociología. A la vez trabajaba en la propia universidad. Fue entonces cuando comenzó su militancia en el PNV. Recuerda que en la clandestinidad los representantes alaveses eran los más jóvenes del partido.
Ficha
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Biografía. Nació en Vitoria en 1948. Casado y con cuatro hijos.
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Licenciado en Sociología por la Universidad de Deusto. Profesor de la misma Universidad.
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Cargos políticos en PNV y EA. Teniente de alcalde del Ayuntamiento de Vitoria. Presidente de las Juntas de Álava. Parlamentario vasco. Consejero de Vivienda.
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Miembro del Grupo Cooperativo Mondragón.
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Actualidad. Presidente de la Asociación contra el Cáncer en Álava.
Corrían los años setenta. Era profesor en la Universidad de Deusto y sociólogo del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Se incorporó al Grupo Cooperativo Mondragón, corporación a la que hoy día sigue vinculado.
Llegó septiembre de 1986. Una fecha crucial en la vida de Patxi Ormazabal. Bajo el liderazgo de Carlos Garaikoetxea, nació Eusko Alkartasuna como escisión del PNV. Desde su fundación, el sociólogo gazteiztarra formó parte de aquella formación. Y, cosas de la vida, el nuevo partido quedó inscrito, precisamente, a su nombre -Francisco José Ormazabal Zamakona- en el registro del Ministerio de Interior. Cuenta que antes de llegar a esta etapa «estuve unos meses en la cárcel. Luego nos condenaron en el Tribunal de Orden Público, a cinco años de prisión, que no llegamos a cumplir por el famoso indulto Matesa».
Fueron años de gran intensidad política, ilusionantes «a tope, en los que desempeñé varias responsabilidades públicas; teniente de alcalde de mi Ayuntamiento, presidente de las Juntas Generales de Álava y parlamentario desde el nacimiento de la institución, además de consejero de Vivienda en el Gobierno de Ibarretxe», rememora. Pero también un tiempo ensombrecido por los atentados de ETA por una parte, y por determinados sectores del Estado «todavía anclados en el pasado, que influían -de manera negativa-, en la convivencia incipiente». Con sus luces y sus sombras, relata que fue una época fructífera para el país, plena de responsabilidad por parte de todos y que, visto desde una perspectiva histórica -«si se puede llamar historia a algo más de 30 años», reflexiona- se pactaron «muchas cosas incluso entre diferentes, que fueron el germen de las actuales instituciones».
-¿ Y cómo se produjo su salida del partido?
-Fue una decisión sobrevenida. Mis últimos años en EA participaba en lo que, desde el aparato, nos llamaban 'los críticos' y un día, creo que tres después de unas elecciones en las que participábamos en coalición con el PNV, me llamó la presidenta del partido Begoña Errazti, y me dijo que no contaban conmigo... No pedí mas explicaciones porque me imaginaba las razones; al día siguiente me fui a Mondragón, donde estaba con una excedencia laboral.
No había pasado ni un mes de su salida de EA, y Ormazabal ya había comenzado esa nueva vida fuera de la política. Fue presidente de la Confederación de Cooperativas y de la Confederación de Fundaciones de Euskadi. Esta época de su vuelta a Mondragón fue muy grata. La responsabilidad que adquirió en ese momento le posibilitó «innumerables relaciones internacionales en las instituciones cooperativistas, tanto europeas como a nivel mundial».
«Un día me llamó la presidenta de mi partido, Begoña Errazti, y me dijo que no contaban conmigo»
Los mejores recuerdos de la política son los personales. Cuando habla de anécdotas en el Parlamento Vasco recuerda que hubo miles. Pero destaca la especial relación de respeto y complicidad entre dos miembros antagónicos que constituían el grupo parlamentario mixto, uno del Partido Comunista de Euskadi y el otro de Alianza Popular... dos políticos a los que recuerda con especial cariño. «Las actividades que he desarrollado a lo largo de mi vida las he disfrutado y vivido con intensidad, y he conocido gente estupenda», agradece.
-¿Y ahora a qué dedica su tiempo?
-Cuando me jubilé me tomé tres meses de reflexión, pero al mes y medio ya estaba con nuevos proyectos, alguno de los cuales los tenía aparcados desde hacía tiempo. Estudié fotografía en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria-Gasteiz y al terminar, con varios compañeros de la escuela, formamos un grupo que todavía hoy nos reunimos para desarrollar nuestra afición... Hacemos salidas, también comidas y exposiciones temáticas en diversos lugares de nuestra ciudad.
Pero reconoce que le falta tiempo: Sigue en contacto con el mundo cooperativo a través de la Asociación Amigos de Arizmendiarrieta, y de un foro de debate. También pertenece a un coro de su ciudad. Y es el presidente en Álava de la Asociación Contra el Cáncer, un grupo que, además de dedicarse a la formación y prevención de la enfermedad, cuenta con profesionales y voluntarios para dar apoyo psicológico y social a los pacientes y a sus familiares.
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