«La independencia en Cataluña será difícil si no se dan cambios políticos y sociales»
Asesor en el debate constituyente catalán y defensor del derecho a decidir, Jaume López estuvo invitado por Eusko Ikaskuntza
Hace un año, Jaume López defendió junto a Ibarretxe en Vitoria el derecho a decidir. Yayer, en Donostia, en el centenario de Eusko Ikaskuntza, este ... profesor, científico social y asesor del grupo impulsor del debate constituyente activado por Quim Torra, habló de la situación del soberanismo catalán.
–Como experto en derecho a decidir, ha participado en Gure Esku Dago, que mañana celebra consultas. ¿Qué le parece la iniciativa?
–La valoro y el domingo, de hecho, estaré aquí. Yo fui portavoz del derecho a decidir en Cataluña. El paralelismo y mi vínculo es al cien por cien. Tanto esta iniciativa como la de Eusko Ikaskuntza implican un empoderamiento ciudadano.
–¿Qué opina del preámbulo del nuevo estatus que incluye ese derecho a decidir pactado por PNV y EH Bildu?
–El derecho a decidir entendido como un referéndum acordado dentro de un contexto constitucional, no como un ejercicio de autodeterminación unilateral, debería estar incluido en el estatuto de cualquier comunidad política. Me parece estupendo. Ysi el estatuto de Cataluña de 2006 se hubiese redactado más tarde, el derecho a decidir también se hubiera incluido. En este sentido, la virtud del estatuto vasco con respecto al catalán es que se ha hecho una década después y formará parte de la normalidad política, si acaba incluyéndose.
–Juan Luis Ibarra, presidente del TSJPV, ha puesto en cuestión, precisamente la cuestión de la legalidad de dicho acuerdo.
–No soy jurista. Pero como politólogo entiendo que los preámbulos de cualquier estatuto no tienen una eficacia legal, sino que expresan un sentir de la ciudadanía. Creo que va con el signo de los tiempos que si hay una reforma, esa reforma manifieste la demanda del derecho a decidir. Y este derecho como expresión política cabe perfectamente en el ordenamiento constitucional español. Aunque es verdad que el Constitucional, con lo sucedido en Cataluña, lo ha ido delimitando. Y hoy existe jurisprudencia incluso para rebatir la posibilidad de hacer un referéndum.
–¿Entonces sería inconstitucional?
–Cuando hablamos de derecho a decidir, hablamos de la posibilidad de un referéndum consultivo, como ocurrió en Quebec. Y no entiendo que algo que no tiene una expresión jurídica pueda ser considerado inconstitucional. Las leyes son inconstitucionales, pero estamos hablando de conocer la opinión de la ciudadanía.
–El lehendakari Urkullu ha declarado que no quiere para Euskadi un modelo que produce fractura social.
–Hablar de fractura social es interesado. Es una formulación de personas con una determinada posición política. Efectivamente, si hablamos de referéndum las posiciones van a ser binarias; sí o no. ¿Esto quiere decir fractura o polarización? No hablamos de fractura cuando nos referimos a una gente que vota al PSOE y otra al PP. Desgraciadamente la no respuesta del Gobierno español, el no atender a las demandas ciudadanas, ha hecho que ese tema esté encima de todo en la agenda política, cuando podía ser solo un tema más.
–¿Pero existe fractura en Cataluña?
–No coincido en absoluto con la idea de fractura. Yo no he cambiado mis amistades. Un referéndum polariza si se plantea en términos de sí o no, como en el Bréxit. Yo prefiero referéndums más amplios.
–¿Por ejemplo?
–Me gustó cómo se planteó en Cataluña la consulta del 9-N de 2014. Se preguntaba si querías un cambio o no, si querías un Estado o no, y si querías que fuese o no independiente. Por tanto, identificar polarización con fractura es algo interesado.
–Están evidenciándose discrepancias en el soberanismo catalán, ¿se está empezando a romper?
–Sin duda. El resultados del 1 de octubre no ha sido tanto descabezar a los líderes de la sociedad civil como a los líderes que están en prisión, sino que el soberanismo tenga que redefinirse. Y hay dos perspectivas, la de culminar lo que no se pudo el 1-0, y otra, la de quienes creemos que en el 1-0 se alcanzó un hito, pero que hay que iniciar un segundo capítulo.
–¿Y cómo debería ser ese capítulo?
–Se deben cambiar, no solo las alianzas, también hay que redefinir horizontes. Es decir, no se trata de culminar un primer capítulo sino de abrir un segundo. Estas dos perspectivas están presentes hoy y marcan las posiciones de los distintos actores que antes iban en una misma dirección.
–¿Y esta situación divide a los dos grandes partidos?
–No solo divide a Esquerra y PDeCAT, también al movimiento social. La independencia será difícil si no se dan cambios estructurales políticos y sociales que requieren tiempo. Pero habrá solución porque la sociedad catalana sigue en marcha y el proceso soberanista en absoluto está acabado.
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