«Madrid necesita más consensos y menos culebrones políticos»

A la donostiarra Pilar Aldanondo, jubilada después de muchos años de trabajo en la Administración, le preocupa «mucho» el nuevo escenario de sobresalto político porque Madrid «necesita mucha calma» para reconstruir y recuperar económicamente la comunidad «que está muy castigada». Cree que «se está tensionando demasiado» la política en Madrid, donde vive desde que llegó hace muchos años a estudiar Periodismo y Sociología en la Universidad Complutense. Percibe al madrileño más preocupado con el paro y las malas perspectivas de futuro que tienen sus hijos, que con el 4M, y afea que, desde un punto de vista ético, «lo que se va a gastar en las elecciones se podría utilizar para las 'colas del hambre'». «Hay mucha gente pasándolo mal en Madrid. Y me parece irresponsable, cuando menos, la convocatoria electoral», reivindica, convencida de que responde «al interés de mantener el poder» por parte del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. En su pronóstico detecta un claro «empate» sobre todo al ver que Cs «se diluye» y que el voto progresista, «mayoritario», está muy fragmentado. «Que los progresistas vayan separados no es bueno. Genera mucha incertidumbre al votante», anticipa.

El eibarrés Ibon Barrenetxea, jefe de cocina del restaurante Jai Alai de la capital, teme que la actual tormenta política y la convocatoria de elecciones pueda perjudicar la llegada de las ayudas económicas prometidas. «La inestabilidad no es buena para nadie y para el sector de la hostelería tampoco», apunta. El restaurante que fundaron los Bustingorri 'Vega', llegados de Markina, en 1922, en la calle Alfonso XI, y que hoy luce en Balbina Valverde, con vistas a La Castellana, ha vivido todo tipo de vicisitudes, a las que ha sabido adaptarse a lo largo de sus casi cien años. En pandemia desde el primer momento mantuvieron la actividad con la comida a domicilio, «apelando a nuestra clientela de toda la vida» y la respuesta ha sido muy positiva. Lo que no entiende Barrenetxea es que, en un momento como el que se está viviendo, reine «la crispación y la pelea por la poltrona», cuando los políticos «deberían estar volcados» en apoyar al ciudadano, en alcanzar acuerdos y consensos, «que es lo que necesita Madrid y los madrileños». «Ahí es donde se ve la solidaridad de la sociedad, que tira para adelante como puede, con 'colas del hambre' muy largas, en contraste con el egoísmo de los políticos que juegan a otra cosa», resume. Ve difícil explicar a la gente de fuera de Madrid «cuál es el éxito del Gobierno de la Comunidad» y de cara al 4M percibe «un voto muy polarizado». En definitiva, la Comunidad de Madrid, «plural e integradora», es, en el tablero político, «reflejo de lo que es el propio país».

La donostiarra Isabel Roldán, periodista del diario deportivo As, percibe que a pesar de la sorpresa inicial por el vuelco en el escenario político, el madrileño de a pie está «más preocupado por cuándo le van a quitar las restricciones y cuándo se va a poder llevar una vida normal». Apunta que hay «determinados gremios» como el del taxi, a los que la candidata a la reelección «se ha metido en el bolsillo», y en sus comentarios, cuando una se sube a uno de esos vehículos, se aprecia «un sentimiento de agradecimiento, que seguro que se va a tener en cuenta a la hora de acudir a votar». Describe que el interés político del madrileño se sitúa en un segundo plano, «no es como en Euskadi donde el sentimiento político está más exacerbado». «En Madrid, incluso gente de izquierdas puede votar a una candidata como Ayuso», apunta. Roldán se permite advertir de que están equivocados quienes pretendan extrapolar lo que vaya a pasar en Madrid, «como si fueran los resultados de unas pequeñas elecciones generales». «Aunque sean los mismos equipos, aquí se juega otra liga. Por mucho que los mismos políticos quieran hacer sus estrategias, deben tener en cuenta que aquí los votantes valoran otras cosas», advierte. Un pronóstico: «Las cosas están difíciles, pero la ventaja la tiene quien está en el poder».

Markel Lezana, irunés de 27 años, trabaja en el Departamento Internacional de la Universidad Europea en Madrid. Llegó en 2012 para estudiar y se considera «medio madrileño». Como seguidor de la actualidad política, cree que en las últimas semanas todas las novedades han «sorprendido mucho a la ciudadanía en general». Certifica que «se habla mucho del tema en los grupos de whatsapp, en internet o en el descanso en el trabajo». Prueba de ello son «los incontables memes y bromas sobre políticos» que ha visto estos días en chats o redes sociales. Pero Lezana afea que, en plena pandemia, «nos encontramos con estos culebrones políticos, cuando los partidos deberían estar atentos a otras preocupaciones y promoviendo acuerdos sobre políticas concretas». No cree que las decisiones que se vayan a tomar tras el 4M cambien su modo de vida, pero critica que el político se olvide del ciudadano. «Solo se ocupa de sus propios intereses de partido y de cómo aferrarse al poder», cita. Le preocupa la falta de empleo: «Hay mucha gente joven en ERTE o con jornada reducida y eso nos crea inseguridad».

El donostiarra Juan Diego de Yrazusta llegó hace una década a Madrid por motivos laborales. Trabaja en consultoría estratégica dando servicio a la Administración pública. Las noticias del revuelo político las ha recibido con cierta «sorpresa», pero también percibe que han servido para dejar un poco de lado «el monotema de la pandemia». Han sido unos días de continuo mensaje de whatsapp con enlaces de noticias sobre los políticos madrileños, cruce de comentarios en el trabajo o incluso en el súper. Observa la actualidad «desde las gradas», pero entiende que los partidos pongan en marcha sus estrategias si no lo hacen por su propio interés. «Habría que dar normalidad a lo que ocurre dentro de las reglas del juego democrático», apunta. A De Yrazusta le parece «una buena opción» que Pablo Iglesias haya decidido ser candidato por Madrid. «Ha visto una oportunidad para echar una mano viendo que Podemos está perdiendo relevancia, y creo que ha hecho un movimiento muy inteligente». También piensa que los perfiles de Ayuso e Iglesias «están en voga y se comen los titulares frente a un Gabilondo más tradicional», pero avisa de que el «estilo del candidato no garantiza el éxito».

La eibarresa Marta Echave viajó a Madrid para estudiar en 1983 y allí se quedó después de que en su vida se cruzara un madrileño. Hoy es una próspera arquitecta, vecina de Majadahonda. Habla desde un municipio donde prima la ideología de derechas, pero asegura que no le gusta que «se radicalicen las posiciones políticas como está ocurriendo en Madrid». Le parece «bien» la política de Ayuso porque su apoyo a las empresas «es bueno para la economía» y le agrada que sea una política que reivindica Madrid como comunidad. «Igual que a nosotros nos gusta reivindicar nuestra ikurriña, por qué no sois más madrileños en ese sentido», interpela a sus vecinos. También comparte la actitud «de arrojo de la presidenta», pero nunca aceptaría un acercamiento a Vox.