La dimisión de la ministra Montón avivó ayer los rescoldos que hace tres meses dejó la moción de censura entre los grupos que se quedaron sin el Gobierno -léase PP y su entonces socio Ciudadanos- y el actual presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, que forzó la salida abrupta de Rajoy. El fuego cruzado entre bancadas alcanzó su mayor virulencia cuando el líder de Ciudadanos, con ganas de sacar la cabeza tras perder su partido muchos enteros en la cotización de las encuestas, lanzó todo un misil al actual inquilino de la Moncloa al pedir que muestre su tesis doctoral y despeje las dudas en torno a ese trabajo académico. Sánchez, que minutos antes había despedido con honores a su compañera y amiga Montón en el hemiciclo, tuvo que encajar todo un golpe en el hígado propinado por el líder de la formación naranja que, ante la indisimulada debilidad del nuevo presidente del PP a raíz de la investigación judicial en torno a un máster envuelto en dudas y sospechas, quiso aprovechar el momento. Y lo hizo.
El presidente encajó el revés con indignación, acusó a Rivera de enlodar con sus preguntas y se remitió a la publicación de su tesis en una plataforma digital que solo recoge los datos técnicos de su trabajo académico, aunque en realidad hay que pedir cita previa en la Universidad para poder verla en directo. Sin embargo, sorprende que el presidente Sánchez no atajara ayer mismo de raíz las dudas que Rivera de manera intencionada lanzó como tinta de calamar sobre su tesis doctoral y no publicara en la web de Moncloa el aludido texto en su integridad. La transparencia es el mejor antídoto para combatir intencionalidades perversas.
Rivera busca poner nervioso al presidente Sánchez, que se olvidó de recordarle a Casado el ejemplo de Montón. El líder del PP está amordazado en este asunto y dejó escapar una oportunidad de oro para apretar al presidente del Gobierno por el caso Montón. Sin embargo, Casado se puso de perfil en este tema porque demasiado tiene con llevar su pesada mochila, cargada con otro máster sospechoso, y que está pendiente de la decisión del Supremo. Alta tensión para iniciar el curso político.