No hubo al final fumata blanca entre el Gobierno de Urkullu y EH Bildu para sacar adelante los Presupuestos vascos. El lehendakari frenó el martes ... en seco la estrategia dilatoria que la coalición soberanista quería imprimir a las negociaciones presupuestarias, al extenderlas casi al mismo día del ya decaído pleno del día 21 de diciembre, sin que el gabinete PNV-PSE viera garantizado en ningún momento el feliz desenlace a la ley estrella del curso político. El temor a un 'abrazo del oso' ha pesado a la hora de frustrarse este acercamiento de la coalición que lidera Otegi al Ejecutivo vasco. Los mutuos recelos que tradicionalmente están latentes entre ambas formaciones se han puesto de manifiesto en este abrupto final de las negociaciones, que en los últimos días se habían convertido en una insoportable partida de ajedrez que buscaba más el traspiés del contrario que el acierto común de un proyecto. No ha podido ser y el lehendakari Urkullu, que prorroga por segunda vez sus cuentas, evita así cualquier riesgo de que su proyecto financiero hubiera sido alterado sustancialmente en el ya frustrado debate de las enmiendas parciales que se iban a abordar hoy mismo. Adentrarse en esa fase sin un acuerdo cerrado entrañaba un peligro que Urkullu quiso neutralizar. Al final todos pierden en una jugada en la que quizá algunas sensibilidades de EH Bildu hubieran sido aún más flexibles. La sintonía que PNV y EH Bildu han protagonizado en los últimos meses a la hora de cerrar el acuerdo de bases del nuevo estatus, con claros tintes soberanistas, se ha truncado cuando ambos partidos han intentado juntar sus caminos en el modelo socioeconómico, que es al fin y a la postre donde los partidos marcan sus diferencias. Las distancias, a la vista del resultado, se mantienen en este terreno y más cuando se acercan las elecciones forales y municipales, en donde PNV y EH Bildu vuelven a medir sus fuerzas.
Con unas cuentas prorrogadas y sin un socio preferente consolidado tras la renuncia del PP vasco tras la moción de Rajoy, a Urkullu se le complica en cierta medida el segundo tramo de la legislatura, en un escenario general de volatilidad política que llega a ser preocupante.
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