Exigencia ética

El delegado del Gobierno en Euskadi, Jesús Loza, puso ayer el dedo en la llaga sobre el inconveniente y doloroso 'ongi etorri' que se celebró ... el domingo en Bilbao a un preso de ETA recién salido de la cárcel después de haber cumplido una pena de 28 años de cárcel como autor del asesinato en Barakaldo del policía Juan Manuel Cruz, colocando una bomba lapa en su coche. Que un centenar de personas recibiera con 'honores' a un expreso etarra que mató a un policía supone vulnerar con escarnio unas mínimas exigencias éticas y humanas que todos los partidos políticos deberían asumir sin titubeos, incluida la izquierda abertzale y sus colectivos afines, como es el caso de Etxerat. La familia del policía nacional asesinado -su mujer resultó herida en aquel atentado- habrá vuelto a encajar otro inadmisible golpe moral de la sinrazón terrorista que, en este caso, supone conocer que en un lugar de Euskadi un centenar de personas ha homenajeado a una persona tras matar a su ser querido. A Loza no le falta razón al denunciar este hecho al preguntar qué encaje moral y ético tendría en la sociedad sevillana si a 'La Manada' se la recibiera con los mismo honores en la Feria de Abril. La izquierda abertzale, para que sus pasos hacia la normalización sean creíbles, debería desacreditar este tipo de actos porque no dejan de ser un insulto a la dignidad y la ética del ser humano. Los familiares de los presos de ETA, que legítimamente reivindican el acercamiento de los reclusos, y que la semana pasada pidieron disculpas por la falta de empatía con las víctimas, también deberían desmarcarse de este tipo de recibimientos que hieren con crueldad a las víctimas y quiebran las más elementales bases éticas de la convivencia.