Esteban elige por sorpresa a Vaquero, que será la primera mujer portavoz del PNV en Madrid

Después del revulsivo del fin de semana, con emociones fuertes en la IX Asamblea General que ha entronizado a Esteban como nuevo presidente jeltzale en sustitución de Andoni Ortuzar, el primer gesto parece dirigido a cultivar la 'unidad' interna del partido y a cuidar a la sensibilidad de acento más soberanista, mayoritaria en el territorio con la elección de una mujer muy ligada siempre al liderazgo de Joseba Egibar y de probada lealtad a su estrategia.

La elección de Vaquero no estaba prevista en el guion ya que todas las papeletas apuntaban a que iba a ser la vizcaína Idoia Sagastizabal que, de hecho, ha ejercido un notable protagonismo mediático en su trabajo en el Congreso en los últimos meses. Vaquero es nacida en Urnieta en 1970 y es el primer cargo público guipuzcoano que asume esta responsabilidad en la Cámara baja desde la época en la que Xabier Arzalluz asumió esa labor en la primera legislatura constituyente. Y es la primera mujer que asume esta tarea de ser la voz del Grupo Vasco en la Cámara baja. De hecho, Esteban ya ha situado como de las apuestas prioritarias de su mandato la defensa de la mujer. Un mensaje que se produce en el contexto de una polémica soterrada por la presencia de 10 hombres y cuatro mujeres en la ejecutiva nacional, lo que no respeta el principio de paridad.

Tras la decisión de la Ejecutiva Nacional, la ya portavoz del Grupo Vasco agradeció la confianza depositada y afirmó que «es un honor y una gran responsabilidad. Afronto este reto con ilusión. Como hasta ahora, seguiremos siendo la voz de Euskadi en Madrid para representar todos los intereses de las vascas y los vascos», dijo. Por último, agradeció el «excelente trabajo que Aitor Esteban ha realizado a lo largo de los últimos 21 años» en el Congreso.

Con esta designación, los jeltzales de Gipuzkoa -que tienen en el EBB a Markel Olano, Ion Gambra y a María Eugenia Arrizabalaga- logran un importante logro en el juego de los equilibrios territoriales internos del partido, que son un elemento clave en garantizar la estabilidad interna de esta formación. Ortuzar, que lo sabía bien, mantuvo la 'pax' con Gipuzkoa durante sus tres mandatos como una de sus líneas de actuación para apaciguar las aguas jeltzales tras el traumático pulso que libraron Egibar con Josu Jon Imaz para la sucesión de Arzalluz al frente de la dirección nacional. El fantasma de la escisión en los años 80 siempre ha generado anticuerpos en la formación jeltzale. Los reiterados mensajes de Esteban para pedir «unidad y lealtad», y para negar que en este partido haya «dos almas» en la Asamblea General del pasado fin de semana son reveladores a este respecto. El presidente del EBB rechaza radicalmente que en el PNV haya dos registros, uno más soberanista y otro más templado. «Hay 22.000 almas», en referencia al número de afiliados, «y todas laten al unísono».

El papel de Gipuzkoa ha sido relevante en el proceso de elección interna de Esteban. No tanto porque haya respaldado con claridad las opciones de Olano para entrar al EBB sino porque el mensaje que lanzaron las asambleas de las organizaciones municipales no sirvió a Ortuzar para despegar con mayor fuerza en un comienzo. Además, los batzokis guipuzcoanos que inicialmente se decantaron por Esteban también emitían una señal de renovación que no pasaba desapercibida en otros territorios. En especial, en Bizkaia.