Un estado de alarma en entredicho que podría ser «inconstitucional»
El magistrado del TC González-Trevijano aboga por declarar ilegal aquella medida que Sánchez puso en marcha en marzo de 2020
Una filtración ha puesto en el punto de mira el estado de alarma que Pedro Sánchez activó en marzo de 2020 para tratar de ... contener la expansión del Covid-19. El magistrado del Tribunal Constitucional (TC) Pedro González-Trevijano aboga por declarar «inconstitucional» aquella medida insólita al interpretar que cercenar derechos fundamentales -principalmente, el estricto confinamiento domiciliario- solo podía tener cobijo bajo el paraguas de un estado de excepción. Y con esa pretensión, el magistrado ha despertado un debate sobre la interpretación legislativa en esta materia, que pondría de nuevo en evidencia -en caso de que este supuesto se confirmase en una sentencia- el choque de trenes entre una Administración pública y los tribunales
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A ojos de Alberto López Basaguren, sin embargo, esta propuesta sería casi un disparate: «Si esa filtración se confirmase, a mí me abriría las carnes», dice el catedrático de Derecho Constitucional de la UPV/EHU.
López Basaguren sí reconoce que la pandemia, que nos cogió a todos con el pie cambiado, ha «desbordado» lo previsto en las leyes. «Nos encontramos en un escenario en el que las diferentes interpretaciones se mueven en un terreno en el que no hay cartas precisas de navegación y, por tanto, estamos guiándonos por lo que nos dicen las estrellas», explica. Por eso mismo reconoce comprender las discrepancias «naturales» que existen.
Es más, aunque este experto constitucionalista discrepa «radicalmente» de la interpretación de González-Trevijano, sí reconoce lo siguiente: «Es verdad que la regulación legal pone una frontera entre 'limitación' de un derecho fundamental y 'suspensión' del derecho fundamental, y el confinamiento radical que vivimos en marzo y abril del año pasado, si no es una suspensión del derecho, mucho se le parece». No obstante, defiende que -siempre y cuando esté suficientemente respaldado por informes científicos o de organizaciones internacionales en materia de salud pública- «no hay más remedio, ante esa situación absolutamente inimaginable, que adaptar la interpretación de lo que se prevé sobre el estado de alarma a las exigencias de la realidad».
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