Eneko Goia: «Jugar a todas las bandas es ir de listo y Sánchez se arriesga a quedarse solo»

-¿En qué situación se encuentra hoy Donostia? ¿Hay mucho agujero económico?

-Tenemos un impacto notable en las arcas municipales. Hay una minoración de ingresos y una serie de gastos adicionales que no estaban previstos. Pero el Ayuntamiento venía de una situación que no era mala y puede aguantar. No sin que se note.

-A pesar de apostar por la contención fiscal para no perjudicar la reactivación económica, habrá un incremento en el IBI, el saneamiento o las basuras. ¿Teme que esto merme el poder adquisitivo de algunas familias?

-Salvo el IBI, que es un incremento muy bajo, del 1%, las otras dos tasas funcionan de una manera diferente. Y son servicios deficitarios. Por eso llevamos varios años en los que se está produciendo una adecuación de la tasa a lo que es el coste real.

-La oposición exige no subir la presión fiscal a la ciudadanía...

-En septiembre se producirá el debate y nada impide que pueda haber acuerdos. Pero, más allá de eso, un Gobierno tiene una obligación doble: cuidar la presión fiscal que ejerce sobre sus ciudadanos y garantizar que se producen ingresos suficientes como para seguir prestando los servicios. Es muy fácil decir que se bajen los impuestos sin tener que decir cómo se hacen después muchas cosas. Yo creo que es una posición populista en cierto modo.

-¿Está la ciudad entonces preparada para afrontar esta crisis a pesar de la reducción de un 20% del fondo foral?

-Sí. Tenemos ese impacto directo de 30 millones de euros de la Diputación que no vienen, pero, aun y todo, el Ayuntamiento tiene un estado saneado de sus cuentas que permite que, sin ahogarse, pueda hacer frente a la situación.

-¿Y a qué viene el aviso de las diputaciones al Gobierno de que los ayuntamientos no le cederán su superávit? Euskadi, por su singularidad fiscal, se queda fuera del pacto con la Federación Española de Municipios.

-Entiendo que hay preocupación y se quiere ratificar que eso es así. Porque visto cómo ha actuado el Ministerio de Hacienda, la confianza con respecto a la actuación del Gobierno es bastante limitada.

-¿Y el consistorio tendrá capacidad para endeudarse?

-Espero que sí. Todo hace indicar que de ese acuerdo 'in extremis' entre el Gobierno Vasco y el central podremos tener cierta capacidad de endeudamiento. Aunque todavía no está despejado en cuánto y estamos muy expectantes.

-¿Confía en que septiembre sea la fecha definitiva para la cita después del retraso de la Comisión mixta del Concierto?

-A mí me gustaría que en septiembre esto estuviera despejado.

-¿Y qué le parece la actitud que ha adoptado el Gobierno de Sánchez a este respecto?

-Estiran demasiado la goma. Adoptan compromisos en apariencia pero después, a la hora de hacer que se plasmen en realidad, son muy esquivos. Es una actitud que genera desconfianza. Es lo que estamos viendo estos últimos meses con respecto al PNV.

-¿Corre Sánchez el peligro de perder al PNV como socio?

-Es un peligro. Pero el peligro mayor es que intentar jugar a todas las bandas te puede dejar solo. Las geometrías variables son muy complicadas en política. Y tratar de jugar a eso, que es lo que intuyo que están tratando de hacer, puede ser muy complicado. Es ir muy de listo pero, al final, puede que no tenga un recorrido tan largo como algunos piensan.

-¿Le ha decepcionado Sánchez?

-No. Uno se decepciona si alguien no cumple las expectativas. Y yo no tenía demasiadas.

-¿Qué proyectos va a priorizar el Ayuntamiento de Donostia?

-La prioridad absoluta está en el departamento de Política Social. Y en infraestructuras son las más importantes aquellas que son centrales en la definición de la ciudad futura. Y ahí no hay cambios. Seguimos teniendo las mismas prioridades, pero hay inversiones que, sin renunciar a ellas, se van a tener que retrasar.

-¿Qué se queda en 'stand by'?

-Por ejemplo, el último tramo de sustitución de la barandilla de La Concha. En cambio, obras de urbanización como la de Ezkuzaitzeta las tenemos que mantener. Porque si depende de la ejecución de esas obras el que se pueda implantar una empresa o no, no nos la podemos jugar ahí.

-¿Y teme que, debido a la crisis, los proyectos que dependen del Estado, como el traslado de los cuarteles de Loiola o la cárcel de Martutene, se ralenticen aún más?

-No me gustaría. Con la cárcel confío en que los compromisos que hay no se alteren. Y los cuarteles nunca han estado cerrados. ¿Sufre esto algún cambio por la situación actual? No debería.

-También está el intercambiador ferroviario de Riberas…

-Esta sí me preocupa que pueda ser una de las consecuencias negativas. Pelearemos para que no.

-¿Mantiene contacto con el Gobierno para que estas cuestiones no caigan en el olvido?

-Sí, evidentemente.

-¿Y qué respuesta recibe?

-Entiendo que las urgencias que hemos vivido han hecho que estuviéramos en otras cosas. Y en estos momentos estamos un poco así. Pero a partir de septiembre volveremos a la carga.

-¿Y las tiene todas consigo para que a partir de septiembre se recuperen los temas estancados?

-Sí, porque creo en las matemáticas. Y esta es una verdad bastante tozuda. El Congreso tiene la composición que tiene, y las sumas y restas son las que son. Esto va de 'me necesitas, o no me necesitas'. No soy tan ingenuo.

-Con los Presupuestos estatales a la vuelta de la esquina, ¿será un intercambio de cartas?

-Es una negociación política.

-¿Pero se pondrá como condición el apoyo jeltzale para que se efectúen estas inversiones?

-Evidentemente.

-El sector turístico está siendo uno de los más castigados de la ciudad. ¿Le preocupa?

-Por supuesto, porque tiene una repercusión directa sobre el empleo. Es verdad que Donostia tiene otras actividades que también sustentan la actividad económica y que no son tan rimbombantes como el turismo, como la investigación, innovación, tecnologías... Y eso aguanta de alguna manera. No somos monocultivo.

-¿Y usted animaría a la gente a que, en este periodo delicado de rebrotes, elija Donostia como destino turístico? ¿Es aconsejable?

-Sí. Es un destino seguro. El sector está haciendo un trabajo excelente en buscar esas fórmulas para trabajar de manera segura.

-¿Son alarmantes los episodios que estamos viendo en algunos establecimientos hosteleros?

-Evidentemente, me preocupan. Primero, por cuestión de salud. No hay que bajar la guardia y estos episodios son un aviso de que el virus sigue aquí. Y luego también por la proyección de imagen al exterior. Si alguien cree que los rebrotes no generan una imagen negativa de la ciudad, se equivoca.

-En la protesta por las restricciones del ocio nocturno, los hosteleros dijeron que no está demostrado que sean foco de contagios.

-El que se establezca una limitación viene motivado porque, según ha dicho el Departamento de Salud, el riesgo sí estaba ahí. Humanamente es comprensible las consecuencias para el sector, pero como lo es también para el sector cultural o el deportivo.

-¿Se calcula cuánto tiempo estará en vigor esta medida?

-Francamente, no lo sé.

-Esta Semana Grande es especial: no hay fiestas, pero sí actividades. ¿El programa limitado puede provocar aglomeraciones?

-Difícilmente. Primero, lo que se ha planteado es una actividad cultural a lo largo de agosto, no es una Semana Grande alternativa. Y las actividades solo se realizan en entornos controlados, con aforo limitado y garantizando que las medidas se cumplan. No fomentando aglomeraciones.

-¿Cancelará los actos si ve que la situación se va de las manos?

-Todo está supeditado a cuál es la situación de salud que vivimos.

-Y después llega el Zinemaldi...

-Pues sí. Una cita que estamos empeñados en salvar, y que yo creo que se salvará.

-¿Y habrá alfombra roja?

-Hasta dónde yo sé, (José Luis) Rebordinos no lo ha decidido por ahora y anda dándole vueltas.

-El Festival de Cine es el escaparate de la ciudad al mundo entero. ¿Cuánto debilita esta crisis a Donostia y al propio evento?

-No quiero hacer ventaja de la desgracia de nadie, pero el que no hayan podido celebrarse otros festivales tal vez ha posibilitado que algunas películas estén aquí. Y eso también es una oportunidad.

-Otra cuestión que ha paralizado el Covid-19 es la colocación de placas en recuerdo a las víctimas de ETA. ¿Cuándo prevé recuperar esta dinámica?

-La intención es recuperar esto a partir de septiembre. Habíamos fijado ya tres o cuatro fechas pero se cayeron por la situación.

-Sigue la negociación PNV-PSE para conformar un Gobierno de coalición. ¿Lo da ya por hecho?

-No sé si está hecho o no, pero sí confío en que seremos capaces de llegar a un acuerdo. Es lo que creo que va a pasar.

-¿Y por qué tardan tanto?

-Me imagino que cada uno querrá hacer valer al máximo sus posiciones. No tengo conocimiento de los entresijos, pero me imagino que estarán discutiendo sobre cuestiones, tendrán algunos desacuerdos y cada uno estará intentando mantener su posición.

-¿El reparto de carteras puede ser un motivo para que la negociación avance a paso lento?

-No lo sé, pero puede ser. No lo descarto. Porque, siendo honestos, eso también suele ser cuestión debatida y materia de fricción en acuerdos de coalición.

-La reforma estatutaria también sigue pendiente. ¿Será otro elemento de fricción con el PSE?

-Puede ser. Pero no me preocupa demasiado. Yo reivindico la política como espacio para el debate, y el que no estemos de acuerdo para mí no es problema. La clave está en saber trabajar para tratar de llegar a acuerdos. Siempre hay que intentar ampliar los consensos lo máximo posible.

-Usted se ha declarado independentista. ¿Le gustaría que su partido avanzase en esa línea?

-Me defino como independentista, pero antes soy demócrata y entiendo que convivo con personas con puntos de vista diferentes. Yo estoy dispuesto a hacer un ejercicio de pacto, no a imponer mi opinión de forma absoluta y unilateral sobre la visión de los demás.

-El PNV está a las puertas de renovar sus ejecutivas. ¿Se plantearía dar un paso para ocupar un cargo interno?

-Me dedico en cuerpo y alma a este Ayuntamiento y a mi ciudad. En mi horizonte en este momento está terminar esta legislatura.

-¿Le gustaría que Andoni Ortuzar volviera a presidir el EBB?

-Yo soy muy respetuoso con los procesos internos del PNV y no me voy a manifestar al respecto.