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Jon Ruiz Sagarna y Ana Arregi, junto a sus cuatro hijos, posan con miembros de la Brigada Móvil de la Ertzaintza tras el homenaje del sábado.  

«Es emocionante ver el cariño con el que me recuerdan los compañeros 26 años después»

Jon Ruiz Sagarna, herido gravemente en 1995 en una emboscada en Errenteria, afirma que nunca dirá «gracias lo suficiente» por el homenaje que le hicieron en la base de Iurreta

A. González Egaña

San Sebastián

Martes, 12 de enero 2021, 06:31

Jon Ruiz Sagarna resume con un «gracias, gracias, gracias», repetido las veces que haga falta, su agradecimiento por el sencillo y emocionado homenaje que vivió el pasado sábado en la base de la Brigada Móvil de la Ertzaintza en Iurrreta, a la que se tenía que haber incorporado en mayo de 1995 si unos radicales abertzales encapuchados no hubieran atacado con cócteles químicos, dos meses antes en Errenteria, la furgoneta antidisturbios que conducía. El ertzaina sufrió gravísimas quemaduras en gran parte del cuerpo, durante años se sometió a interminables operaciones quirúrgicas y hasta este sábado había permanecido al margen de los focos.

«Nunca diré gracias lo suficiente para agradecer lo que viví el pasado sábado», asegura a este periódico, a través de su mujer Ana Arregi, que junto a los cuatro hijos de la pareja acompañó a Jon en el homenaje sorpresa. «Qué maravilla que después de 26 años me sigan recordando con ese cariño y que me recuerde, además, gente joven que ni tan siquiera ha vivido esas épocas tan terribles que padeció la Ertzaintza», se emocionaba Jon al salir de la base de la Policía vasca en Iurreta.

Tras el atentado, ocurrido el 24 de marzo de 1995, Jon pasó «todo el dolor que se puede sufrir y más. La herida aún duele, pero ha sabido reinventarse». Veintiséis años después, la imagen pública inédita de Ruiz Sagarna caminando en Iurreta por su pie, con algunas secuelas del atentado visibles y otras que solo él conoce, «ha sido posible porque se lo ha currado mucho, porque tiene una fuerza de voluntad tremenda», remarca Arregi. «Como era tan joven echó el resto y ha conseguido muchas cosas, entre ellas ser una persona serena y muy templada, y eso no lo puede decir cualquiera», cita con orgullo.

La mujer del ertzaina, jubilado a la fuerza desde los 29 años, destaca uno de los mensajes que recibió el sábado, en el que uno de los asistentes al homenaje describe «perfectamente lo que allí ocurrió». El ertzaina habla de Jon como «un hombre íntegro, humilde y un poco avergonzado por tal evento« y asegura que en el patio de la base pudo ver en los ojos de Ruiz Sagarna «admiración por la Ertzaintza». «Su otra familia, la de 'sangre azul', de la que también le intentaron separar, pero no les vamos a dejar. 'Jon, esta es tu casa, vuelve cuando quieras'», le dirigió emocionado y también convencido de que «hay muchas personas detrás de este uniforme con honor, valores y respeto, rindiendo homenaje a sus héroes».

Ruiz Sagarna, tras recibir un sable y una poesía enmarcada.

En su mensaje a la familia Ruiz Arregi, el ertzaina ensalza una capacidad de sacrificio y de superación «inigualables». «Hoy, nosotros teníamos un detalle para Jon, pero él ha traído algo mucho más grande y valioso. Y es que hoy ha compartido con nosotros su gran obra. Una familia llena de amor, respeto y que vive sin darle espacio al rencor. ¡Les ha ganado! Barbarie terrorista 0, Jon y familia 1. Absolutamente aplastante«, les dedicó.

Con sus cuatro hijos

Jon Ruiz Sagarna pudo ver a sus cuatro hijos «alucinados» con la visita a la base y «emocionados» durante el homenaje sorpresa. «Fue muy entrañable, lleno de cariño, de ese que hace falta hoy en día, cariño sin esperar nada a cambio», cita. Llegaron por la mañana y estuvieron bastante tiempo viendo todas las instalaciones, recibieron los detalles de los compañeros incluido un sable conmemorativo, estuvieron hablando, tomaron un café y regresaron a casa. En el camino, Jon repetía lo «agradecidísimo y orgulloso» que estaba de que sus hijos hubieran visitado Iurreta. «Porque al final tú les cuentas la historia, pero no es lo mismo verlo con tus propios ojos», remarca Arregi, que reconoce que en casa es un tema que no se saca mucho. «Porque tampoco quieres sembrar semilla de odio, ni nada parecido. No le damos ningún protagonismo, intentamos dar normalidad a la vida», expone. El sábado, asegura, sus hijos se dieron cuenta de muchas detalles: «Entendieron un montón de cosas. Vieron que el aita no solo estaba en casa porque era una persona que se había jubilado, sino que había sido ejemplo de muchas cosas y eso para sus hijos era un orgullo«. «Jon, mientras tanto, no decía más que: ¡Madre mía! ¡Qué lío! ¡Madre mía!', y me preguntaba: '¿Y tú sabías algo? ¿De verdad que no?'», repasa con cariño.

Furgoneta de la Ertzaintza en la que viajaba Jon Ruiz Sagarna, tras la emboscada con cócteles químicos en Errenteria. AYGÜÉS

Lo cierto es que ella era la única que sabía algo más de los planes de los compañeros de la Brigada Móvil, pero «la mitad de la mitad, porque es verdad que me habría agobiado saber mucho. Igual no hubiéramos ido si llego a saber todo, más que nada pensando que le iba a afectar demasiado a Jon». Ana Arregi sabe mejor que nadie que estos gestos, aunque se hacen con la mejor de las intenciones, afectan a la víctima porque «vuelves a recordar cosas que no son nada agradables y surgen sentimientos agridulces». «Por un lado te reconforta el cariño de tus compañeros y por otro recuerdas historias del pasado. Y ese pasado es el atentado en Errenteria que sigue doliendo e intenta evitarlo», explica con conocimiento de causa.

«Qué maravilla que me recuerde además gente joven que ni tan siquiera ha vivido esas épocas que padeció la Ertzaintza»

Jon Ruiz Sagarna (Ertzaina herido grave en Errenteria)

Arregi defiende que pese a lo difícil que es afrontar un homenaje como el que la familia vivió en Iurreta, «es necesario que ocurran estas cosas y sobre todo que sirvan para transmitir que hay gente que ha hecho un esfuerzo en su vida y que han pasado cosas muy gordas, pero también que se ha sabido salir y remontar. Creo que eso a todo el mundo le da paz«, reflexiona.

El Gobierno Vasco no tiene «nada que decir» sobre el homenaje

El Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco asegura que no tuvo conocimiento oficial de la celebración de un acto de homenaje a Jon Ruiz Sagarna el pasado sábado en la base de la Brigada Móvil de la Ertzaintza en Iurreta, aunque fuentes de la consejería que lidera Josu Erkoreka evitaron ayer entrar en ningún tipo de polémica con los agentes que lo organizaron. «No tenemos nada que decir» sobre el tema, se limitaron a contestar, al tiempo que expresaron su «absoluto respeto» tanto por el antiguo ertzaina homenajeado como por su familia.

Respecto a la queja vertida por alguno de los agentes que participaron en el homenaje en el sentido de que el Gobierno Vasco evita implicarse en este tipo de actos, lo que obliga a que sean impulsados por su cuenta por los propios ertzainas, fuentes de Seguridad señalaron que «a nosotros no nos han llegado quejas de ese tipo».

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