La estética en política es también un aspecto icónico que cada vez influye más. El lehendakari Urkullu, que siempre luce traje en su quehacer institucional, ... estrechó por primera vez en un acto oficial la mano del líder de Podemos, Pablo Iglesias, que paseó su característica coleta por Lehendakaritza, escoltado por un nutrido equipo de doce colaboradores. El líder podemita está de gira para recabar apoyos a los Presupuestos del Gobierno de Sánchez, al que respalda con pasión para que aquel pacto suscrito por el denominado 'club de los 180' -el número de escaños que votó la moción a Rajoy- llegue a buen puerto hasta final de la legislatura. Eran dos estéticas diferentes de dirigentes con planteamientos políticos distantes sobre el papel, que ayer, sin embargo, durante la hora y media de reunión, sintonizaron en un aspecto básico que todo gobernante busca para su gestión: la estabilidad.
Y es en la responsabilidad de asentar una acción de gobierno basada en la estabilidad donde Urkullu e Iglesias estrecharon su mano para blindar aquel acuerdo de junio que situó a Pedro Sánchez en Moncloa con un gobierno sostenido por muchos partidos y atenazado por las numerosas dependencias que tiene en su día a día.
El líder de Podemos, que ya no es aquel impetuoso y aguerrido dirigente político que buscaba sonoros golpes de efecto para descolocar a sus adversarios políticos, se juega mucho en este envite y comprobó que el PNV está en esa senda, aunque bien es cierto que desde Sabin Etxea recordaron al Gobierno socialista que hay que cumplir con los acuerdos pendientes heredados de los Presupuestos del PP para afianzar su apoyo.
En la reunión se habló de bilateralidad, estado confederal/federal y nuevo estatus, términos a los que Iglesias no es ajeno, aunque bien es cierto que no consigue concretarlos en la realidad jurídica actual, principalmente en los casos de Euskadi y Cataluña.
El encuentro entre Urkullu e Iglesias, dos políticos pertenecientes a dos generaciones diferentes, fue de trato exquisito. Su final no pudo ser más más entrañable cuando Iglesias sacó su móvil para mostrarle al lehendakari la imagen de sus dos hijos mellizos nacidos prematuramente. Todo un gesto.
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