Casi cuarenta años después de aprobarse el Estatuto de Gernika, refrendado con un 90,27% -HB alentó la abstención y AP el voto en contra-, ... el Gobierno Vasco de Urkullu acaricia con los dedos la culminación del traspaso de la gran mayoría de competencias que por ley le otorga la norma que rige el autogobierno de los vascos. Resulta incomprensible que hayan tenido que transcurrir más de 39 años para que un gobierno central -el más débil de la historia de la democracia española- se comprometa a transferir 33 competencias pendientes y así desprenderse de un valioso comodín que todos los presidentes que han pasado por Moncloa han utilizado para garantizarse la estabilidad al frente del Gobierno de turno. Mientras Rajoy tuvo que echar mano de otra carta valiosa -la renovación del Cupo- para aguantar el tipo en su último tramo de manifiesta debilidad, han sido dos presidentes socialistas como Zapatero y Sánchez quienes han sido los principales protagonistas de semejante trasvase.
Aunque por ahora es solo un papel que recoge el compromiso calendarizado de más de tres decenas de traspasos durante un año, es la primera vez que un gobierno utiliza este método para cerrar un acuerdo en esta materia y con un número récord de competencias. Sin duda es un hecho altamente positivo. Ahora bien, esta hoja de ruta -supervisada en las alturas por Sánchez y Urkullu- pende del fino alambre por el que discurre la legislatura del Ejecutivo socialista, y más después del previsto revolcón que ayer sufrió el Gobierno a manos de Podemos al dejar caer en el vacío el decreto sobre alquileres. La negociación presupuestaria provocará más de un sudor frío, a unos y a otros, porque el tridente derechista acecha desde que conquistase la Junta de Andalucía.
Sin embargo, aunque Sánchez haya dejado la transferencia de Prisiones en la cola de la lista -es una materia con muchas complicaciones técnicas-, y haya dejado aparcadas las competencias relacionadas con la Seguridad Social, el lehendakari Urkullu y su gobierno PNV-PSE ponen sobre el tablero político los frutos de la vía vasca frente al vértigo de los traumáticos devenires catalanes. Todo un referente de futuro.
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