Borrar
Las 10 noticias clave de la jornada
Carlos Totorika: «Conseguimos dañar a ETA y llamarles asesinos a la cara»

Carlos Totorika: «Conseguimos dañar a ETA y llamarles asesinos a la cara»

Se tomó el asesinato de Blanco como un pulso a la banda terrorista: «Fue muy duro, pero nos levantamos», recuerda en vísperas de dejar el cargo

Macarena Tejada

SAN SEBASTIÁN.

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Domingo, 24 de junio 2018, 09:28

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Pasó de ser director de la oficina de la Bilbao Bizkaia Kutxa de Ermua a estar al frente de la Alcaldía del pueblo. Carlos Totorika debutó como regidor en 1991 animado por sus amigos, y 27 años después -tras siete legislaturas consecutivas- se despide convertido en un símbolo de la lucha contra el terrorismo de ETA. Totorika, que lo deja a los 62 años, se tomó el secuestro y asesinato del concejal del PP de la localidad Miguel Ángel Blanco como un pulso a la banda terrorista, «pero sin ser consciente de que las movilizaciones iban a tener una trascendencia histórica», declara.

-Tras 27 años en la Alcaldía de Ermua, deja la política justo cuando el PSOE vuelve a liderar el Gobierno. ¿Ha sido duro tomar esta decisión?

-No. Me ha generado incertidumbre porque traspaso responsabilidades a mis compañeros y ahora son ellos quienes tienen que esforzarse, pero no me ha resultado duro. Es más, cuando me preguntan por ello sonrío, esa es mi verdadera respuesta. Me va a venir fenomenal bajar el pistón y poder ir al monte o tener tiempo para mi familia y amigos. Me lo voy a pasar bomba.

«Sentí una angustia horrorosa. Fue dramático, pero me queda la respuesta de la ciudadanía»

ASESINATO DE BLANCO

«No pensábamos que la lucha de Ermua se iba a convertir en una movilización que duraría en el tiempo»

'ESPÍRITU DE ERMUA'

«Los acercamientos de presos deben ser el resultado de que condenan el terrorismo. Así sí se deben producir»

FUTURO

-¿Cómo deja el partido?

-En Ermua hay un buen equipo, con gente con mucha experiencia como Juan Carlos Abascal. Están a la altura de seguir trabajando en los nuevos retos, porque la política no se acaba nunca, es la vida. Hay que evolucionar y de eso se encargarán los nuevos equipos. A nivel estatal, creo que el PSOE es el partido idóneo para resolver los grandes retos actuales, como el de una política migratoria común. Sus primeras respuestas están siendo muy acertadas y generan confianza.

-Su nombre siempre estará ligado al de Miguel Ángel Blanco. ¿Cómo recuerda esas 48 horas que se vivieron desde su secuestro el jueves hasta la confirmación de su asesinato aquel sábado 12 de julio de 1997?

-Con sentimientos y circunstancias absolutamente contradictorias. En el ámbito personal sentí una angustia horrorosa. Fue muy dramático. Además, tenía una responsabilidad bestial por ser el alcalde de Ermua. El pueblo estaba lleno de altos responsables políticos, muchos medios de comunicación, una enorme tensión social... Había muchos aspectos delicados. Sin embargo, me ha quedado una gran satisfacción por la respuesta de la ciudadanía. Superamos el miedo y nos animamos a salir a la calle y no callarnos. Estas son las dos caras de la moneda: la dureza por una parte, y el saber levantarse por la otra.

-¿Fue aquel el momento más duro que ha vivido a lo largo de su carrera?

-Sin duda. Los días posteriores también fueron muy duros. La pelea con ETA ha sido muy angustiosa para toda la sociedad vasca. Aquellos días fueron horrorosos. Luego, por ser alcalde de Ermua y participar activamente, me vi envuelto en una vorágine en absoluto previsible, como el Foro Ermua.

-¿Se tomó el secuestro de Blanco como un pulso a ETA?

-Por supuesto, pero sin ser consciente de que luego iba a tener una trascendencia histórica. Conseguimos hacer daño a ETA. Queríamos que lo pagaran y llamarles asesinos a la cara. Romper ese silencio en el que se vivía en Euskadi. Claro que era un enfrentamiento. No tuve ninguna duda de que tenía que haber ese enfrentamiento abierto de condena explícita y de rechazo absoluto a ETA y a lo que significaba. No solo nos mataban, sino que querían robarnos la libertad. Era una lucha plenamente consciente, pero no pensábamos que se iba a convertir en una movilización que duraría en el tiempo, ni que le iba a hacer tanto daño a la banda terrorista. Causó efectos importantes.

-Fue un punto de inflexión, cambió el silencio por las movilizaciones.

-Así es. En todas las manifestaciones que se hacían cuando había un asesinato éramos poca gente, y siempre en silencio. En este caso fue diferente. Empezamos a ser muchos y además les gritábamos 'asesinos'. Se creó una esperanza de que podíamos acabar con ETA. Fue el comienzo del fin, pero basado en escenas muy sencillas. Es decir, en aquél momento solo pensaba en Miguel Ángel. Creía que le iban a asesinar, pero nosotros íbamos a dar una respuesta social que les llamaría asesinos. No nos íbamos a quedar callados. En media hora convocamos una manifestación y llamamos a todos los medios de comunicación. Trasladamos nuestra rabia y nuestra actitud de pelea con ETA.

-A día de hoy, ¿sigue vivo el 'espíritu Ermua'?

-Su elemento sustancial de defensa de la libertad y de la movilización activa de los ciudadanos fue una maravilla. Ha dejado una huella decisiva en Euskadi para acabar con el terrorismo y fanatismo de ETA. Ha causado impacto no solo en el rechazo a la actividad armada, sino también a las ideologías que pretenden imponer un modelo con una única visión de lo que es el mundo. La patria a mí no me interesa nada, me interesan las personas. Construir una patria me aburre y me parece muy peligroso. En nombre de las patrias se han hecho barbaridades en todo el mundo, y aquí vivimos una de ellas.

La disolución

-¿Cree que esa respuesta a ETA se hubiera dado en otro ayuntamiento vasco gobernado por otros partidos?

-Hubiera sido distinta. Ya había habido otras barbaridades de ETA antes y lo habitual era un silencio aterrador. Pensar 'un muerto más' y seguir, el silencio en Euskadi era aterrador. Aquí asesinaron a Miguel Ángel, pero decidimos que no les podía salir gratis y la oposición se hizo bola.

-¿Cómo recibió la noticia de la desaparición definitiva de la banda terrorista?

-Para mí el fin de ETA fue cuando dejó de matar. Les ganamos la batalla y decidieron paralizar su actividad armada. Lo de Francia ha sido un teatro. La derrota de la banda terrorista la consiguió la democracia.

-Y ahora, ¿qué opina del acercamiento de presos una vez disuelta la organización?

-La política penitenciaria de alejamiento tenía que responder a una política de enfrentamiento con ETA para evitar que las cárceles fuesen un sector más para fortalecerles. Me parece que tenía sentido y legitimidad impedir que se organizaran. Pero la dispersión no se hizo ni se hace para perjudicar a las familias. Si ahora de forma individualizada, cumpliendo determinadas condiciones se solicita me parece bien que se les acerque. Eso sí, tiene que ser de manera individual y sin olvidar que todavía tenemos mucho que hacer por reforzar la memoria de respeto a las víctimas. El acercamiento tiene que ser el resultado de que condenan el terrorismo de ETA, siempre manteniendo el relato del papel que tuvo. En esas condiciones se pueden y se deben producir acercamientos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios