CARAMBOLA A TRES BANDAS
Navarra vuelve a forzar las costuras del PSOE después de que la dirección de Ferraz haya visto en las últimas horas más inconvenientes que virtudes - ... parece que en este caso gobernar no lo es todo- al plan de María Chivite, la líder socialista de la Comunidad foral, que la pasada semana anunció su intención de iniciar una ronda de contactos para materializar un gobierno de progreso alternativo a la coalición conservadora Navarra Suma, ganadores de los comicios con 20 escaños. No deja de sorprender este giro de 180º por parte de la dirección de Ferraz, que se había conjurado una y otra vez de que aquel 'agostazo' que se produjo en el verano de 2007 no iba a repetirse nunca jamás. Y parece que la historia podría repetirse al tropezar el PSN con la misma piedra de la gobernabilidad. Hace doce años Fernando Puras se autoinmoló políticamente cuando fue frenado en su intención de gobernar con NaBai e I-E. Y ayer a Chivite le cayó todo un jarro de agua helada al conocer que el aparato de Ferraz recula y 'donde dije digo ahora digo Diego'. Sánchez, que en un principio veía con buenos ojos esa operación, quiere evitar riesgos y daños colaterales en su próxima investidura, al considerar que la abstención de EH Bildu para facilitar a Chivite el Gobierno de Navarra no sería inocua. El PSOE, con este cambio de rumbo, evita la presión mediática y los posibles portazos indeseados -Ciudadanos podría estar en algunas jugadas- que le podrían perjudicar en los pactos -en algunos casos aún muy abiertos- que se pueden cerrar el día 15 en España.
Mientras, el PNV no se sale del guion previsto y apuesta por la estabilidad conocida con el PSE y que tan buenos resultados le ha dado. El acuerdo no parece que tendrá excepciones -aunque Irun no deja de ser un enigma- ni tendrá condicionantes externos, como el navarro. Sin embargo, el popular Alfonso Alonso entró a jugar su baza en este tira y afloja de los pactos y condicionó su apoyo a Urkullu a que el PNV no maniobre con EH Bildu en la Comunidad foral. Y lo que son las cosas, el giro de Sánchez puede facilitar la estabilidad del Gobierno Vasco hasta finalizar la legislatura. Toda una carambola.
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