El Gobierno de Urkullu afronta la recta final de las negociaciones de sus Presupuestos con un único candidato en liza. EH Bildu se ha quedado ... solo en la pista de baile mirando fijamente a los ojos del Ejecutivo sostenido por PNV y PSE, después de que el viernes el consejero Azpiazu les presentara una oferta de 80 millones para mejorar pensiones mínimas y empleo, en sintonía con la propuesta de la coalición abertzale, aunque lejos de los 420 millones que de inicio pedían. Entramos en una fase decisiva para ambas partes en la que no deberían caber muchos más movimientos de 'cortejo y apareamiento', como describió Arzalluz en su día a estos momentos. El martes, con una nueva reunión Gobierno-EH Bildu, será el día clave.
A Urkullu, que esta semana ha tenido que encajar el duro revés de la dimisión de la directora general de Osakidetza por el caso de las irregularidades de la OPE, se le podría complicar en cierta manera la acción de su Gobierno si no lograse aprobar esta ley estrella, aunque el propio lehendakari sabe lo que supone retirar este proyecto porque ya lo hizo en 2013, en su primer curso como lehendakari. Una prórroga no es un drama, pero sí sería una piedra en el camino que visualizaría que a este Gobierno le falta un escaño para consolidar una estabilidad parlamentaria. Y eso siempre entraña riesgos, por muy controlados que estos sean.
Por contra, si el gabinete Urkullu consigue el visto bueno del Parlamento a sus Cuentas reforzaría por añadidura la vitola de estabilidad que posee, sobre todo ante el permanente sobresalto que se vive en Moncloa. Sánchez, ante la falta de apoyos a sus Presupuestos, podría verse obligado a convocar las elecciones generales -tras analizar los resultados de Andalucía- antes de las municipales de mayo. Es una opción.
Ante ese posible escenario de vértigo electoral que se avecina, Andoni Ortuzar, que ayer empleó su habitual lenguaje directo, presionó a EH Bildu para que elija entre alinearse con el PP o ayudar a los pensionistas. De esta manera, el presidente del EBB puso la pelota en el tejado de la coalición abertzale, que si acepta el envite recuperaría la influencia que en su día ya tuvo con Ibarretxe.
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