Homenaje con lágrimas 39 años después
El Ayuntamiento de Donostia coloca las placas en memoria de Enrique Cuesta y Antonio Gómez, asesinados por los CC AA
Allí mismo, en el lugar exacto donde hace 39 años yacían los cuerpos de Enrique Cuesta y Antonio Gómez después de ser abatidos a tiros por dos jóvenes de los Comandos Autónomos Anticapitalistas –rama escindida de ETA–, descansaban decenas de rosas blancas en su memoria. Delicadas flores que honraban las dos placas que el Ayuntamiento de San Sebastián inauguró a la altura del número 22 de la Avenida Sancho el Sabio para que el recuerdo del delegado de Telefónica y su escolta permanezca sellado para siempre en la ciudad.
Una emotiva melodía interpretada por la banda municipal de txistularis dio inicio a un acto sencillo y muy simbólico, con los familiares de ambas víctimas mirando de frente, y sin poder evitar las lágrimas, a esos dos elementos memoriales que les hizo retroceder a aquel trágico 26 de marzo de 1982. El día en que el terrorismo les robó parte de sus vidas cuando Cuesta, de 54 años, y Gómez –policía nacional gaditano de solo 24 años– fueron asesinados a tiros por los CC AA. El delegado de Telefónica en Donostia falleció en el lugar del atentado, mientras que su escolta, que quedó gravemente herido tras recibir un disparo en la cabeza, moría cinco días después en el Hospital de la Cruz Roja, dejando viuda a una joven Pepi Gutiérrez, que se tuvo que marchar de la ciudad con su bebé a los 21 años.
Y allí estaban ambos de nuevo en el barrio de Amara casi cuatro décadas después. Pepi –acompañada por su hijo Javier, que tan solo tenía tres meses de vida cuando segaron la vida de su padre– se desplazó a la ciudad por primera vez desde el atentado para estar en el homenaje. Un gesto que emocionó a Eneko Goia: «Para mí eso tiene un enorme significado y me produce una especial satisfacción porque hemos tenido la oportunidad de que vuelva aquí y hacerle llegar que seguimos manteniendo vivo el recuerdo de su marido», manifestó el alcalde donostiarra, que encabezó el acto en el que estuvieron presentes todos los grupos municipales, excepto EH Bildu por expreso deseo de las familias. «Este es un acto sencillo pero sincero, de recuerdo y homenaje a dos personas que perdieron la vida de una manera absolutamente injusta. Y aquí quedarán, dando testimonio de que nos faltan», continuó el regidor.
Camino hacia la reconciliación
Minutos antes era Javier Gómez quien quiso agradecer al Ayuntamiento de la capital guipuzcoana por la iniciativa «de reconocimiento hacia las víctimas». «Creo que es un paso más hacia la memoria, hacia la reconciliación de la sociedad vasca y española, y hacia la paz«, defendió.
Junto a ellos y en primera línea frente a las placas, se encontraban Cristina e Irene, hijas de Enrique Cuesta. Dos hermanas que tuvieron que aprender a pasar por ese mismo lugar cada día, ya que la familia vivía en la misma Avenida Sancho el Sabio, a escasos metros del lugar de atentado.
Visiblemente emocionada, Cristina Cuesta, –expresidenta de Covite y actual directora de la Fundación Miguel Ángel Blanco– ensalzó la figura de Antonio Gómez, «que fue asesinado cuidando y protegiendo la libertad de mi padre«, dijo. »Es emocionante coincidir con ciudadanos donostiarras y quiero pensar que estamos todos unidos en la defensa de la memoria y de la justicia de las víctimas«, resaltó. »Aquí solo faltan los asesinos y los que todavía siguen justificando el crimen«, incidió.
«Esta iniciativa reivindica una memoria justa, humaniza a las víctimas y las rescata del olvido»
Cristina Cuesta (hija de enrique cuesta)
«Este es una paso más hacia la memoria, hacia la reconciliación de la sociedad y hacia la paz»
Javier Gómez (hijo de Antonio Gómez)
La hija mayor de Cuesta manifestó, además, que le gustaría que las placas «sirvan para que muchos ciudadanos se preguntaran qué hicieron o qué dejaron de hacer cuando en San Sebastián se asesinaba a 99 personas por distintos grupos terroristas, 96 por ETA y grupos afines«. Igualmente, quiso rendir especial homenaje a los 61 profesionales de los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado y militares que fueron asesinados en la capital guipuzcoana. Por todo ello, dedicó el acto »a todas las víctimas del terrorismo que hemos demostrado con nuestro comportamiento querer parar la cadena del odio, neutralizar la violencia y dar un ejemplo social de inmensa magnitud«. Al acto acudieron la viuda de Gregorio Ordóñez, Ana Iríbar; Bárbara Dührkop, viuda de Enrique Casas; Iñaki García Arrizabalaga, hijo de Juan Manuel García; y Jorge Mota, concejal del PP y hermano de Ángel Mota. También asistió el viceconsejero de Derechos Humanos, Memoria y Cooperación, José Antonio Rodríguez Ranz.
Con estas placas, son ya en total 11 las colocadas en la ciudad de un listado de 128 víctimas, 107 de ellas de ETA, que el consistorio de la capital guipuzcoana se comprometió a instalar dentro de un programa para la recuperación de la memoria histórica reciente vinculada a las vulneraciones del derecho a la vida realizadas en la ciudad.
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