La AVT pide a Goia que anule la colocación de una placa en recuerdo a Mikel Zabalza

Zabalza, natural de Orbaizeta y vecino del barrio donostiarra de Altza, era conductor de la Compañía del Tranvía de la capital guipuzcoana y su cadáver fue localizado en aguas del río Bidasoa, en Endarlatza, el 26 de noviembre de 1985, 20 días después de haber sido detenido por la Guardia Civil como presunto miembro de ETA. La versión corroborada por el Gobierno Vasco en 2022 para su reconocimiento como víctima de abusos policiales es que Zabalza murió torturado por agentes de la Guardia Civil en el acuartelamiento de Intxaurrondo. La versión oficial del instituto armado es que se escapo lanzándose al agua cuando guiaba a varios agentes hasta la ubicación de un zulo.

El colectivo que preside la donostiarra Maite Araluce, en representación de las más de 4.800 víctimas del terrorismo que forman parte de la AVT, le muestra a Goia su «total oposición a la colocación de la placa a Zabalza, al que según la propia información difundida por su consistorio se considera víctima de 'la violencia policial'», y le insta a que atienda su reclamación «por dignidad, por respeto y por verdad».

La AVT manifiesta en la misiva que la colocación de estas placas y todos los trabajos para dar visibilidad a estas víctimas «se engloban en la teoría del conflicto que desde el entorno de ETA se está pretendiendo vender desde hace mucho tiempo». Asegura que son «un instrumento más para hacer ver que aquí hubo dos bandos enfrentados y que hubo víctimas en ambos lados». La asociación remarca que «en todo caso y en reconocimiento del trabajo impecable realizado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado consideramos que en ningún caso se puede hablar de víctimas de violencia policial sino que, en aquellas circunstancias en las que se pueda probar que existió algún tipo de daño (que no es el caso), se podrá hablar de hechos aislados y puntuales realizados por algunos miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (estaríamos hablando más bien de negligencias profesionales puntuales más que de abusos policiales en genérico)».

En su carta, añade que a estas víctimas les «duele» especialmente que la placa se vaya a colocar al lado del cuartel de Intxaurrondo, «señalando así a la Guardia Civil como asesina». «Una Guardia Civil que, junto con las demás Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, logró acabar policialmente con ETA y a la que si hay que señalar por algo es por ser héroes que han protegido a la ciudadanía, que han luchado por defender al pueblo mientras los terroristas, los verdaderos verdugos, lo mataban, extorsionaban y asfixiaban». Recuerda que 201 guardias civiles fueron asesinados por ETA.