Una apuesta decidida
Los socialistas quieren gobernar Navarra y ayer su líder y candidata a presidir el Gobierno foral, María Chivite, jugó sus primeras cartas para materializar este ... objetivo que no alcanzan desde que Javier Otano tuviera que dimitir hace 23 años al descubrirse que tenía una cuenta en Suiza. La travesía de los socialistas navarros está siendo larga, dura y difícil. Además, ha estado trufada de sobresaltos, traumáticos en algunos casos, como cuando Fernando Puras se retiró de la política en 2007 al verse sonoramente desautorizado por Ferraz -concretamente por José Blanco- cuando quería formar un Gobierno con NaBai e I-E, en detrimento de la derecha navarra de UPN-PP y CDN. En aquella ocasión prevaleció la decisión de la Ejecutiva Federal del PSOE liderada por Zapatero por encima de la decisión de la militancia navarra, que quedó sumida en una depresión política que ha lastrado en el tiempo el crecimiento del partido. Las cicatrices de aquel 'agostazo' permanecen aún en la piel de los socialistas navarros. El PSOE de Pedro Sánchez no quiere volver a verse involucrado en episodios tan sonrojantes como aquellos y, para evitar estos casos, en el último congreso federal se añadió en los estatutos del partido la necesidad de que cualquier pacto de gobierno cuente con el aval suficiente de la militancia. Una decisión que será vinculante. De esta manera, Sánchez quiere evitar saltos mortales o maniobras subterráneas -para evitar casos como la abstención a Rajoy que provocó su dimisión- que hacen añicos la credibilidad de cualquier partido.
Ahora la apuesta del PSN va en serio y Sánchez comparte este objetivo. Chivite dio ayer el primer paso en Sangüesa para aspirar a ser la presidenta foral y abre la vía de la negociación para sumar sus 11 escaños a los 9 de Geroa Bai, los 2 de Podemos y uno de I-E. Son 23 frente a 20 de Navarra Suma. En teoría, EH Bildu no cuenta en estas negociaciones, pero seguro que jugará su papel, que debería ser al final abstencionista para que Chivite tumbara a la derecha sin daños colaterales. Un dato clave en este inicio de partida: Barkos respalda la jugada y despeja el camino a Chivite al rehusar a entrar en el futuro gobierno.
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