Alcaldesa de Huarte por carambola
La errenteriarra socialista Amparo López se convierte en primera edil de Huarte con un único escaño | Los votos de GIH y de Navarra Suma, que querían evitar otro gobierno de EH Bildu, dan al PSN la Alcaldía con mayoría absoluta
Lleva una semana colgada del móvil. Desde que el pasado sábado 15, por sorpresa y contra todo pronóstico, fue proclamada alcaldesa de Huarte, no ... ha parado de atender llamadas de la prensa, de familiares y amigos. Hoy, Amparo López, es la primera edil socialista en la Comarca de Pamplona. Y pese al revuelo mediático que suscitó su proclamación, esta donostiarra criada en Errenteria se encuentra feliz, sorprendida todavía, pero feliz. Se hizo con la vara de mando del municipio navarro con un solo escaño y con mayoría absoluta en la sesión de investidura gracias a los votos de los miembros del Grupo Independiente de Huarte (GIH) y Navarra Suma, que querían evitar a toda costa otro gobierno de EH Bildu.
«Ser alcaldesa no era mi principal objetivo, pero una vez que te presentas lo haces con todas las consecuencias. Ahora, una vez pasado el impacto, me siento genial», asegura ilusionada, aunque nada más estrenarse en la primera línea de la política municipal ya le han llovido las primeras críticas. Precisamente de quienes el día de la constitución de los ayuntamientos le apoyaron, los independientes de GIH. «Ha sido algo más mediático que real. Una pataleta. Tenían una ambición algo desmedida que no han sabido controlar», afirma quitando hierro al asunto.
López era la única concejal socialista en el Ayuntamiento de Huarte, y se proclamó primera edil por pura carambola después de que GIH, con cuatro ediles, y Navarra Suma, con dos, dieran sus votos a esta candidata del PSN, sumando así los siete concejales necesarios para la mayoría absoluta. «No sabía que Navarra Suma me iba a votar», explica. Sustituye en el cargo Alfredo Arruiz, de EH Bildu, la lista más votada en las últimas municipales con cinco concejales, que no logró revalidar la Alcaldía al contar solo con el apoyo de sus ediles y el de Geroa Bai.
Una aventurera
Amparo López ha pasado toda su vida en Errenteria, hasta que hace siete años se afincó en Navarra «por amor», confiesa. Ahora le toca volver a empezar una nueva etapa, la de alcaldesa, pero no siente vértigo. Todo lo contrario. Está acostumbrada a los cambios y por eso se siente «orgullosa» y «con muchas ganas».
A sus 47 años, se define como una «aventurera». Y tiene motivos para ello. «¡Me han pasado tantas cosas!», exclama. Cuenta que al terminar la carrera de Derecho en San Sebastián entró en el Real Automóvil Club Vasco Navarro (RACVN), en el departamento jurídico y luego en movilidad. Al mismo tiempo realizó un máster en Administración Pública y Liderazgo, por lo que trabajó en todo tipo de foros y comisiones. «Conocí Navarra por mi trabajo y luego hice allí unos amigos, que fueron quienes me presentaron a mi actual pareja», explica. También conoció a gente de la Administración y la política.
En esa época, el socialista Odón Elorza gobernaba en San Sebastián, Ernesto Gasco era concejal de movilidad, y ella estaba en el RACVN con los temas de tráfico.
-¿Se afilió entonces al PSE?
-Ya tenía amigas socialistas, y en mi casa se respiraba ese ambiente. En Errenteria gobernaba Miguel Buen, que era amigo de mis padres. Acabé afiliándome. Yo estaba en el RACVN y en Seguridad Vial. Y cuando Patxi López entró en el Gobierno Vasco, el equipo de Rodolfo Ares necesitaba directores, pidió perfiles y aparecí yo. Me hicieron directora de Tráfico y tuve que pedir excedencia en mi trabajo.
No obstante, al dejar el cargo tras la salida del PSOE del Ejecutivo vasco, se encontró con la «desagradable sorpresa» de que al volver a su puesto del RACVN no le dejaron reincorporarse. «Acabé con una sentencia en el TSJPV que me dio la razón, y me indemnizaron. Se me cayó el mundo. Estaba recién divorciada y con un niño pequeño. Pagué un precio muy alto por mi vinculación política. Pasé meses sin cobrar nada, ni el paro», se lamenta.
Pero se le presentó una nueva oportunidad. Aceptó la oferta de una multinacional para trabajar de consultora internacional. Entonces se trasladó a Navarra. «Siempre digo que me vine por amor, y me enamoré de esta tierra. Sobre todo porque mis últimos días allí, en San Sebastián, fueron duros. Pasé de tener muchos amigos, a los que juraban no haberme conocido», subraya. Se instaló con su hijo y su pareja en el valle de Egüés. Justo entonces le llamaron desde la consejería de Trabajo del Gobierno Vasco para ofrecerle ser directora de la Oficina Judicial y Fiscal. Hoy vive en ese valle, próximo a Huarte. «La calidad de vida aquí es altísima, y tenemos un balneario que no tiene que envidiar a La Concha. Y todo a un coste más bajo. Si Navarra se calmara, si se rebajara la tensión social, esto sería la Suiza de España», relata.
-¿Y cómo llega al Ayuntamiento de Huarte?
-Hace tres meses me llaman del PSN para que me presente de candidata. Y acepto porque quiero solucionar cuestiones que afectan a la ciudadananía; quieren eliminar el espacio termal que es una joya, hacen faltan pasarelas, resolver el tráfico...
Se puso manos a la obra. Ella misma elaboró su plan electoral, su hijo de 15 años le hizo las fotos de campaña y su marido corrigió sus textos. Todo en casa. «Lo hicimos a la americana. En 2012 estuvimos en Estados Unidos durante la campaña de Obama y nos gustó cómo lo hacían... Aquella filosofía me convenció. Entienden lo público como algo que has recibido y luego tienes la obligación moral de devolverlo», señala.
Ahora quiere dedicar todo su empeño en ser una buena alcaldesa. Ser una profesional. Su reto es conseguir la gobernabilidad de Huarte y que el pueblo funcione. «Mejorar la vida de la gente», apunta. Y dice que es la única persona capaz de hablar «sin crispación» con el resto de fuerzas políticas de su Ayuntamiento.
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