El pulso electoral avanza sin tregua y los partidos intentan mantener al personal en tensión, que hay riesgo de que se relajen antes de tiempo. ... La encuesta del fin de semana refleja la fotografía del momento y sus tendencias, con un Partido Socialista que despunta con claridad como primera fuerza, pero con problemas para articular una mayoría viable con sus aliados. Y con PP, Ciudadanos y Vox sin margen de maniobra para sumar una mayoría absoluta. Un escenario enrevesado que algunos intuyen que conduce al bloqueo y a repetir los comicios.
En este preciso instante asoman aquello de las 'amistades peligrosas', el título de aquella famosa película de 1988 que retrataba la azarosa vida de alcoba de la marquesa de Merteuil antes de la Revolución Francesa. El futuro de los pactos, que serán necesarios, se convierte en el objeto del deseo y en motivo de la disputa. ¿Qué ocurrirá si Sánchez y Podemos se quedan lejos de la mayoría absoluta? Cuando el ministro Ábalos -que es secretario de Organización del PSOE, o sea, que manda- confiesa que le gustaría más que Cs apoyase la investidura del candidato socialista a que lo hicieran otros partidos que cuestionan la unidad de España, ha abierto el gran debate de fondo. Lo hace, es cierto, dando bazas a sus adversarios, que agitan el señuelo de un pacto PSOE-Cs para frenar el voto útil a Sánchez. Los votantes socialistas están divididos al respecto: un 60% prefiere un acuerdo con Podemos y los nacionalistas y un 40% un pacto con Albert Rivera. Pero el estandarte de una entente PSOE-Ciudadanos -hoy imposible- es como el agua milagrosa para un Podemos en declive, que necesita frenar su sangría hacia los socialistas con un mensaje de resistencia frente al sistema.
Cuando Gabriel Rufián y Oskar Matute revelaban ayer que pretenden condicionar a Sánchez desde el tablero soberanista descubren también sus cartas. Paradójicamente, EH Bildu y ERC se han ajustado la americana de la gobernabilidad. Desde que Arnaldo Otegi se puso la corbata en México, dejaba en evidencia el discurso de inmolación de Puigdemont. A Sánchez, todos estos compañeros de viaje les resultan incómodos en campaña. Pero, cuidado, que vamos a ver, casi, de todo.
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