Alejandro Ruiz-Huerta (Superviviente de la matanza de Atocha): «Estamos en un momento difícil para la memoria. Hay que aunar a las víctimas más que separarlas»
Alejandro Ruiz-Huerta (Superviviente de la matanza de Atocha) ·
El abogado asegura que «el Estado ha hecho mucho para ayudar a los afectados por la violencia», pero estima que «todavía hay una carencia considerable»CRISTINA MOGNA
SAN SEBASTIÁN.
Miércoles, 3 de julio 2019, 08:38
«Esas manitas bien arriba» fue lo primero que escuchó Alejandro Ruiz-Huerta cuando, el 24 de enero de 1977, un grupo de terroristas ... de extrema derecha entró en un despacho de abogados laboralistas, ubicado en la calle Atocha del centro de Madrid, y comenzó a disparar a los allí presentes. El atentado dejó un saldo de 5 muertos y 4 heridos, siendo uno de estos Alejandro Ruiz-Huerta. 45 años después, el letrado afirma que «está cansado de hablar de Atocha», aunque eso no le impidió participar ayer en Donostia en el curso de verano 'Justos y resistentes contra el terrorismo', organizado por la Fundación Víctimas del Terrorismo y el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo.
-¿Todavía experimenta las secuelas que le dejó el atentado?
-Sí, es lo que los psicólogos llaman el síndrome de estrés postraumático. Tuve muchas limitaciones para volver al trabajo. He ido sintiendo casi el mismo dolor, el mismo duelo y la misma preocupación con cada atentado terrorista que se ha producido desde el 77, no solamente en España. Parece que llevara dentro la señal de la muerte.
-¿Se ha acostumbrado a vivir así?
-La vida me cambió radicalmente, pero aquello que era radical, ahora es cotidiano. Atocha está presente en mí permanentemente y todavía mantengo unos problemas porque el cerebro es muy cuco y trabaja para mi seguridad poniéndome en tensión, pero ya me siento adaptado.
-A pesar de lo que le ocurrió, le molesta que lo llamen superviviente...
-No sé por qué en castellano nos hemos inventado lo de superviviente cuando el verbo es sobrevivir. Es ridículo porque sobrevivir es una casualidad, un puro azar. Yo no soy un héroe, sino una persona corriente que se encontró en un momento clave. Salí vivo porque me hice el muerto, porque me salvó un bolígrafo que llevaba en la camisa, porque me salvó un amigo, Enrique Valdelvira (fallecido en el atentado), que me tapó las partes vitales y porque los disparos finales solo me llegaron a la pierna derecha.
-¿Se recuerda lo suficiente a las víctimas del terrorismo?
-Estamos en un momento muy difícil para la memoria. Esta mañana me desperté con las palabras del Nuncio del Vaticano en España que decía que por qué no dejamos de tocar los restos de Franco. ¿Cómo es posible? El Valle de los Caídos tiene que acoger a los caídos. ¿Desde cuándo Franco es caído? Lo que hay que hacer es ponerle en el cementerio que digan sus familiares, que no sea uno tan popular como la Almudena en Madrid. Encima, en esta nueva estructura política del Estado ha aparecido un partido de extrema derecha, que es Vox, que elimina toda referencia a la memoria democrática.
«No soy un héroe. Salí vivo porque me salvó un amigo y el bolígrafo que llevaba en la camisa»
-¿Cree que se presta más atención a unas víctimas que a otras?
-En el País Vasco, como es lógico porque ha sido una experiencia brutal, han primado las víctimas del terrorismo abertzale. Recuerdo que un amigo mío escribió un libro sobre las víctimas del terrorismo en España desde 1972. No mencionaba para nada lo de Atocha y yo me enfrenté con él. Me parece muy bien que alguien quiera centrarse en las víctimas de ETA, pero que lo especifique, porque hay muchas más víctimas. Es una perspectiva distinta, pero es la misma negación de la vida.
-¿Se ha tratado de poner a unas víctimas en contra de otras?
-No he percibido enfrentamiento entre víctimas, pero sí ha habido asociaciones de víctimas que han trabajado por intereses políticos. La influencia del PP, desde mi punto de vista, ha sido considerable. Lo apolítico no existe, pero las víctimas del terrorismo somos víctimas del Estado de derecho, de la Constitución, y a ellos apelamos, no a un partido específico. Por eso es imprescindible que el movimiento memorialista español trabaje por aunar a las víctimas más que separarlas. Hay que encontrar el discurso común a todas para ser más eficaces.
-¿La respuesta desde las instituciones ha sido suficiente?
- El Estado ha hecho muchas cosas para ayudar a muchísimos colectivos afectados desde la Guerra Civil en adelante. Pero todavía hay una carencia considerable. Muchas veces la respuesta ha sido más por parte de Comunidades Autónomas, que han creado leyes, que por el propio Estado. Se necesita un apoyo presupuestario significativo para la investigación de todos los crímenes franquistas y todos los restos de víctimas que estén en las cunetas.
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