LA ALEGORÍA DEL TREN
Los candidatos guipuzcoanos al Congreso encaran unas nuevas elecciones -tres en menos de cuatro años- bajo un ambiente menos diabólico, lejos de aquella ansiedad que ... envolvió las anteriores citas, con un bloqueo que tardó en resolverse gracias a la abstención socialista que puso patas arriba la convivencia de Pedro Sánchez en el PSOE y forzó su espantada del Congreso. Sin embargo, el actual presidente hizo como Fray Luis de León y con un «decíamos ayer» se situó al frente de una moción contra Rajoy que le colocó en días como inquilino de la Moncloa. El vértigo de la política, que en ocasiones es como una montaña rusa, tiene estas cosas.
Hace tres años los candidatos guipuzcoanos protagonizaron el reportaje de arranque de la campaña en el aeropuerto de Hondarribia. Era la última llamada a los aspirantes al Congreso para que evitaran una repetición electoral. Había hartazgo social. En esta ocasión, los candidatos -solo Elorza (PSE-EE) y Agirretxea (PNV) repiten- fueron reunidos por este periódico en la Estación del Norte donostiarra. La elección de este equipamiento, donde todos los días salen y llegan los trenes a la capital donostiarra, no deja de ser una alegoría. Los candidatos que salgan de las urnas buscarán en Madrid el camino más rápido para que Gipuzkoa progrese. Y entre esos objetivos estará que el TAV pueda llegar cuanto antes a la estación donostiarra -la última previsión es 2023- y para que las redes ferroviarias puedan estar a nivel europeo.
Los seis diputados que saldrán de las urnas guipuzcoanas elegirán al nuevo presidente del Gobierno. El actual presidente Pedro Sánchez, al que el exalcalde donostiarra Odón Elorza le ayudó como el que más desde el minuto uno en su particular travesía del desierto, es en principio el favorito de las encuestas. Los acuerdos se harán necesarios para que el futuro gobierno camine con estabilidad y no se descarta un Ejecutivo de coalición. El PNV está en todas las quinielas como socio preferente en las combinaciones de un hipotético Ejecutivo socialista. Sin embargo, casi nadie ha desempolvado la posibilidad de que el futuro Gobierno pueda tener un ministro jeltzale en Moncloa. Atentos.
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