Triple canasta
Tras la elección de Sánchez se atisba una legislatura compleja, pero la prioridad de ahora es defender la democracia de quienes la deslegitiman
Quién lo iba a decir hace solo unos pocos meses. Pedro Sánchez ha cumplido su manual de resistencia y ha logrado ser elegido presidente del ... Gobierno, como estaba previsto, con una alianza heterogénea entre las izquierdas y los partidos soberanistas vascos y catalanes. Se abre un nuevo ciclo cargado de incógnitas. De entrada, el clima de presión que ha rodeado la elección dibuja una atmósfera viciada que hay que despejar cuanto antes. Una deriva que, sobre todo, interpela a la derecha democrática, que debe deslegitimar cualquier tentación autoritaria que ha comenzado a aflorar más allá de las diferencias profundas que se pueden tener, por ejemplo, respecto a la ley de amnistía.
Los 179 votos a favor son inapelables y expresan la voluntad popular. El ataque a un diputado socialista a la entrada del Congreso esta mañana ha sido la inadmisible imagen del debate, una expresión antidemocrática que debe condenarse de raíz. Hay que bajar el diapasón por la propia salud del sistema. La prioridad es cuidar la democracia frente a los peligros que la acechan. Que están a la vuelta de la esquina.
La votación ha venido precedida, en esencia, por discursos previsibles, pero que anticipan la complejidad de la legislatura, un puzle que el gobierno en minoría tendrá que gestionar con inteligencia y una considerable empatía. No va a ser nada fácil. El PNV ha dejado claro que su apoyo dependerá de que los compromisos con el autogobierno vasco se cumplan. La desconfianza previa era elevada. Su portavoz, Aitor Esteban, ha recurrido al rugby para explicar que los jeltzales han apostado por tirar por elevación la pelota hacia arriba frente a la habilidad de Sánchez de encestar tres puntos en una canasta en el último segundo del partido sobre la bocina.
Y de paso, ha revelado que el PP les ofreció cosas en la negociación de la investidura de Feijóo que DV ha podido confirmar: el Ministerio de Industria. Esteban volvió a la gráfica metáfora para ilustrar el divorcio: el motor del tractor de Feijóo está gripado mientras se utilice el aceite Vox.
También EH Bildu, en otro tono, le ha emplazado al ya presidente a activar el debate de la plurinacionalidad. Sin prisas, pero sin mantener el modelo del 'régimen del 78'. La ausencia en el debate a lo que ha supuesto ETA puede resultar dolorosa para mucha gente que ha sufrido el terrorismo. Pero, a la vez, es reveladora de la nueva época que vivimos ya y de que la entrada de la izquierda independentista en el juego político es precisamente lo que buscaba siempre la democracia en Euskadi. Esa es la paradoja.
La legislatura será compleja. Junts y Esquerra libran un pulso por la hegemonía del independentismo que puede tensar la cuerda. Apretarán, pero sin romperla. Al menos en principio. Lo mismo que los cinco diputados de Podemos, muy molestos con su marginación. Pueden complicar las cosas, pero saben que la alternativa -la caída del Gobierno de coalición- será la antesala del regreso de la derecha al poder.
En este contexto, junto al de Sánchez, el otro nombre propio de ayer era el del ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, que ha recibido un reconocimiento público del presidente que suena a despedida. El nuevo Ejecutivo está a punto de conocerse y seguro que hay sorpresas. A Sánchez le gusta hacer apuestas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión