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Acuerdo sobre la bocina para salvar 'in extremis' el decreto 'ómnibus', con importantes medidas sociales que incluyen la revalorización de las pensiones. En el último ... segundo, el Gobierno y Junts han alcanzado un pacto. El Ejecutivo transige en 'trocear' el decreto –una parte de los elementos más conflictivos se negociarán más adelante– y los socialistas se comprometen a tramitar la iniciativa del partido de Carles Puigdemont sobre la tramitación de la cuestión de confianza, aunque se trata de una exclusiva decisión del presidente del Gobierno que no está dispuesto a plantear.
En este alambicado enredo, dos conclusiones: Sánchez, superviviente nato, se asoma al borde del precipicio pero sin caerse. Junts sabe que puede tensar la cuerda al extremo, pero ha evitado romperla. El mensaje de realismo del PNV a Junts y los consejos del lehendakari Pradales a favor de no dinamitar la legislatura, dirigidos la semana pasada en Barcelona ante la flor y nata de la cúpula del soberanismo catalán, han marcado un punto de inflexión. El aviso de navegantes del PNV ha surtido efecto en el caótico universo del independentismo catalán. Junts sigue sin tener incentivos para dejar caer a Sánchez pero pondrá un precio elevado a su respaldo y volverá a presionar cuando lo entienda conveniente para desesperación de los aliados de investidura.
La segunda variable es la reacción iracunda del PP, que ayer reacionó con furia contra el acuerdo, que no se esperaba. Feijóo había preparado una intervención durísima contra la 'inacción' del Gobierno, castigando a los jubilados, y se encontraba a última hora con un pacto con Junts que le trastocaba el guion. La sobreactuada reacción popular revela su impotencia para colapsar la legislatura por tierra, mar y aire. Los populares se revuelven. Creen que Sánchez ha querido visualizar el portazo a un decreto de amplio calado social por mero tacticismo, para desgastar al adversario. Este cálculo ha existido, pero ha sido recíproco.
Sánchez vuelve a resistir, emite señales de que, incluso, podría sacar adelante los Presupuestos. Sabe que el pacto con Puigdemont, pese a su alto precio, es la única posibilidad de mantener viva la legislatura con una precaria salud de hierro. También Junts cede al apoyar todas las medidas del 'escudo social', incluidos la prohibición de los cortes de suministro y los desahucios a las familias vulnerables y aporta un seguro a los propietarios que sufran los impagos. Sánchez hablaba ayer de 'sudar la camiseta' y no dar perdido el partido hasta el final. Mientras tanto, la polémica del palacete de París reabre una sima no solo política sino emocional entre el PNV y el centroderecha. Los nacionalistas vascos se sienten heridos y la fractura de este relato –con el ingrediente de la incautación de la Gestapo como imagen más impactante– proporciona a Sánchez un valioso carburante para frenar a Feijóo en seco.
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