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El tirón de orejas de Eneko Andueza, líder del PSE, al lehendakari Imanol Pradales ha desencadenado la primera crisis seria en las relaciones entre el ... PNV y los socialistas. El motivo no es otro que el Tren de Alta Velocidad y su conexión con Navarra. Los jeltzales consideran que el dirigente socialista se ha pasado de frenada en su dura crítica al afear al lehendakari haber roto, supuestamente, la neutralidad de un Ejecutivo de coalición por decantarse por la conexión por Ezkio-Itsaso antes de conocer los informes técnicos. Y el PSE, cuyo secretario general de Álava llegó a decir hace unas semanas que se haría por Vitoria o no se haría, ve inaceptable ahora que Pradales se haya referido al asunto en la entrevista que concedió el domingo a DVrescatando las alegaciones del Gobierno Vasco de 2018 –que se envuelven en la opción de Ezkio-Itsaso– en vez de esperar a lo que digan los estudios medioambientales en Aralar. Sobre todo porque Pradales preside una alianza en la que el Departamento de Movilidad lo gestiona la consejera socialista García Chueca.
Los jeltzales y los socialistas de Gipuzkoa acordaron en su pacto foral en 2023 apostar por Ezkio-Itsaso. El acuerdo del Gobierno Vasco PNV-PSE no habla de Ezkio-Itsaso ni de Vitoria y se compromete en relación con el corredor del Eje Atlántico a «impulsar el corredor Atlántico de Mercancías 'European Transport Networks, TEN-T' mediante el desarrollo de la 'Autopista Ferroviaria Lille-Vitoria-Gasteiz', con la construcción de la Plataforma Multimodal de Jundiz, y el desarrollo de la Plataforma Logística de Lezo, potenciando la operatividad ferroviaria del Puerto de Pasaia».
Las declaraciones de esta semana vuelven a echar sal en la herida. El presidente del Bizkai Buru Batzar, Iñaki Ansola, califica de «poco elegante» a Andueza. El alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, insinuaba que el PSOE podría haber decidido no apoyar ni Ezkio-Itsaso ni tampoco Vitoria. Y el portavoz parlamentario de EH Bildu, Pello Otxandiano, se elevaba al apuntar que no es este el debate que interesa al país. EH Bildu ha visto una vía de agua en el Gabinete Pradales y la va a explotar. La polemica solo produce desgaste a los dos socios.
La sangre no llegará al río pero demuestra un imprevisible e imprevisto choque. La pretendida concordia vasca no es tan consistente como parece. El retraso en el proyecto es una realidad que todos lamentamos aunque habrá que recordar también el papel distorsionador desempeñado por las amenazas de ETA a la hora de dilatar las obras. La Administración central tiene su responsabilidad (el primer AVE se inauguró en Sevilla en 1992). Pero el grueso de las licitaciones comenzó a activarse en la legislatura del lehendakari Patxi López, se frenaron desde el Gobierno central como consecuencia de la crisis financiera de 2008, y en los últimos años han retomado impulso. Y, sin embargo, las dilaciones injustificadas o poco explicadas ya forman parte del relato. Se dibuja en la penumbra la silueta de una rivalidad territorial no resuelta en la que Gipuzkoa siente que juega casi siempre una baza perdedora.
El trasfondo de esta riña requiere una contextualización. Andueza se siente libre para marcar al lehendakari, algo que rompe el clima tranquilo de este Ejecutivo. Ahora se entiende de verdad su empeño en quedarse fuera del Gobierno Vasco. Al PNV le saca de quicio la andanada de Andueza. Quizá a partir de ahora tenga que 'cohabitar' con este discurso autónomo de Andueza o pactar con su socio un reparto de papeles para no tirarse aparatosamente los trastos a la cabeza. O quizá haya decidido elevar su perfil frente a los socialistas, que son su compañero de viaje.
El 7 de mayo se reunirán Aitor Esteban y Eneko Andueza y allí se firmará la pipa de la paz. Pero algunos agravios que han aflorado dejan al descubierto que no es oro todo lo que reluce, que Ortuzar conocía perfectamente el paño de su adversario y aliado, y que estamos, simplemente, ante dos partidos distintos entre los que existe un ámbito de confianza, pero también de recelo. Y que Esteban necesita asentarse al frente del partido. La elección de Maribel Vaquero como portavoz del grupo jeltzale en Madrid responde a los equilibrios territoriales y busca satisfacer a los guipuzcoanos, en su momento determinantes para impedir que Ortuzar afrontara un cuarto mandato. A la espera de la última palabra de los 'informes' sobre Aralar, el tren del enredo sigue dando vueltas y la búsqueda de enemigos externos sigue siendo la coartada más fácil para tapar las debilidades propias.
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