Gipuzkoa acentúa el giro a la izquierda y reduce su histórica hegemonía nacionalista
La mayor volatilidad del electorado joven y el voto de castigo al PP explican la mayoría morada en los principales municipios
Alberto Surio
Martes, 28 de junio 2016, 06:57
La marca de Unidos Podemos tiene mucho tirón en Gipuzkoa, en especial, en las comarcas urbanas. Hay precedentes de estas mareas de sufragios. Por ejemplo, la que dio la victoria al PSOE de Zapatero para frenar al PP en 2004 y 2008. O la que en 1982 otorgó el triunfo a Felipe González en un apoyo sin precedentes que Mario Onaindía describió entonces con bastante ironía como 'La rebelión de los maquetos'. Hace la friolera de 34 años.
Pero en esta ocasión, el factor Podemos es más complejo que el clásico fenómeno electoral de aluvión. De entrada, la mayoría morada se asienta esta vez en un desfondamiento del voto a EH Bildu, en su día mayoritario en Gipuzkoa. El triunfo del domingo revela la mayor porosidad del electorado, el avance del 'voto dual' en función del tipo de comicios y la fuerza de un sufragio de castigo al Gobierno del PP. Todo ello se produce en un territorio como el guipuzcoano en el que el nacionalismo es, como solía decir Xabier Arzalluz, un sentimiento más que una ideología.
La victoria de Unidos Podemos capta con precisión esa mutación. Con el mapa el 26-J, Gipuzkoa acentúa el giro a la izquierda y deja de ser el mayor bastión del nacionalismo, al menos en una primera lectura. Los tiempos están cambiando y la clásica dicotomía entre abertzales y españolistas -una constante cultural en la política vasca desde los tiempos de la Segunda República- comienza a verse desbordada en un territorio en el que la cuestión identitaria ha sido un histórico mantra sentimental. Ya no lo es con la misma intensidad.
La mayor abstención de ayer en Gipuzkoa - el 34,29% frente a un 32,60% en diciembre- y el relevo generacional han favorecido esta reconversión. En una interpretación más aparente que real, el 26-J refleja una hegemonía no nacionalista. Pero, a la vez, una mayoría que se decanta ampliamente por el derecho a decidir y por una consulta de autodeterminación. En el caso de Podemos, eso sí, derecho a decidir para quedarse en una 'España plurinacional'.
La victoria contudente de Unidos Podemos en este territorio (103.00 votos y el 28,5%) ha sido posible gracias a que ha logrado identificarse con eficacia como el voto útil de castigo al Gobierno del PP. Ya en diciembre se percibió esta corriente, pero en esta ocasión se ha incrementado pese a que la coalición de izquierdas no ha sumado aritméticamente los votos cosechados por separado en diciembre por Podemos y Ezker Anitza-IU.
Podemos logra hacerse con la mayoría en bastiones tradicionales del PSE y de EH Bildu. En localidades con alcalde socialista como Irun, Eibar, Pasaia, Lasarte-Oria y Zumarraga, la lista morada ha resultado ganadora. En Irun, Lasarte-Oria y Zumarraga los socialistas, que mejoran respecto a diciembre, quedan en segundo lugar. El PSE resiste en general con nota y sube casi un punto en porcentaje.
La resistencia del PNV
El PNV conserva su segunda posición y aguanta también el tirón morado; mantiene el porcentaje aunque pierde unos 6.000 votos. Logra la primacía en Azkotia, Zarautz, Elgoibar y Azpeitia. También en Hondarribia, Bergara y Tolosa, aunque en estas tres localidades con Podemos a poca distancia.
Es EH Bildu la que acentúa su anterior caída, en especial entre las nuevas generaciones. En municipios de hegemonía de la izquierda abertzale como Andoain o Arrasate, Unidos Podemos es primera fuerza. Incluso en Hernani, Podemos se queda a 13 votos de una victoria simbólica sobre la izquierda abertzale. Eso sí, EH Bildu conserva con holgura su feudo más tradicional: Oiartzun.
La cartografía política guipuzcoano ha confirmado el vuelco de diciembre. Se trataría, quizá, del reflejo de una sociedad 'líquida', en línea con una cierta 'promiscuidad' ideológica. Atrás han quedado las fidelidades de antaño y las certidumbres casi religiosas con las que, según el, estereotipo, el electorado más mayor suele acudir a las urnas.
Desde EH Bildu se atribuye la caída a esta volatilidad del nuevo electorado y al factor mediático. Una franja de cien mil electores que se sitúan en ese territorio fronterizo, que ahora también pueden percibir el fiasco de Pablo Iglesias. «La frustración de Podemos en Madrid servirá para que el fenómeno pinche en Euskal Herria, porque se demuestra que el cambio en el Estado es inviable», sostiene un dirigente de EH Bildu, persuadido de que el refuerzo del discurso independentista será clave para atraer al voto joven más crítico.