...Y Rajoy tenía razón

Para Iglesias fue un trago muy amargo repetir escaños pero perder un millón de votos. El leninismo de Garzón expulsó a más votantes de los que atrajo la socialdemocracia sobrevenida de Iglesias. En el centro derecha se confirmó una de la hipótesis más previsibles. A Rivera, en diciembre, le votaron muchos para que moderase al PP, no para que apoyase al PSOE. Visto lo que pasó después muchos se han tapado la nariz y han vuelto al redil popular.

Si comparamos expectativas con resultados, Rajoy está contento, porque enfatiza los 14 escaños que gana desde diciembre y se olvida de las decenas que pierde desde 2012. Sánchez no está tan contento. Evita el temido y esperado sorpasso y, en consecuencia salva momentáneamente la cabeza y se olvida de que ha cosechado un nuevo fracaso. A Rivera no le premian sus intentos de formar gobierno y le castigan su apoyo al PSOE . Iglesias aguanta, pero su acuerdo con Izquierda Unida no le sale rentable. Sus posibilidades de gobernar son nulas.

¿Y ahora? Rajoy lanzará una oferta de gobierno al PSOE, que no la va a admitir, y otra a C's, que no tendrá más remedio que aceptar y, además, tragarse el sapo del liderazgo de Rajoy. ¿Cómo puede pretender que se vaya quien ha ganado las elecciones y mejorado los escaños y no él que ha quedado cuarto y ha perdido ocho? Aún así, la suma no da y alguien tendrá que abstenerse, pero ni el PSOE, ni algunos más, podrán soportar la idea de unas terceras elecciones si hay sobre la mesa una propuesta que suma 169 escaños. ¿Qué alternativa sensata queda fuera de ella?

Tras la investidura habrá que formar gobierno. 137 es un buen resultado electoral, pero insuficiente para gobernar. Lo ideal es que C's se implique y cumpla la misión de moderar y oxigenar al PP y reformar el Estado. Y cuanto antes suceda esto tanto mejor.

En el País Vasco el triunfo de Podemos con líderes desconocidos resulta difícil de comprender. Quedan unos meses para las autonómicas y será otra guerra, probablemente con resultados diferentes.