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San Pedro de Tejada.
Paseos con sosiego

Paseos con sosiego

Senderos entre bosques y aldeas, templos románicos y mucha calma en la comarca burgalesa limítrofe con Euskadi

ELENA SIERRA

Jueves, 9 de enero 2020, 14:44

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El Centro de Interpretación del Románico de Medina de Pomar parece pequeño, es lo que tiene estar dentro de un pequeño templo románico al que le falta un pedazo porque, durante probablemente siglos, este lugar estuvo dedicado a otros menesteres muy distintos de los de su origen y de estos de ahora. Fue la primera iglesia de Medina, ahí aguanta y ahora dentro de ella, aunque sea tan pequeña, hay muchas otras. Tantas como las más o menos 130 románicas que hay solo en esta comarca. Ahí dentro se aprende que hubo tres escuelas bien diferenciadas -y que algunas construcciones presumen de reunir rasgos de todas ellas- y se comprende la importancia del legado, por mucho que durante largo tiempo este arte fuera considerado pobre. Y eso que fue el arte del Camino, la espina dorsal de la transmisión de cultura de su época.

Valdenoceda (Burgos)

  • Dónde Villarcayo, capital de Las Merindades, se encuentra a 50 kilómetros de Balmaseda y 70 de Amurrio.

  • Webs lasmerindades.com y merindaddevaldivielso.es

La cantidad de referencias -en video, maquetas, paneles y hasta un mapa con lucecitas señalizando los lugares de interés- que hay en el interior de este centro de interpretación podrían llevar a no saber muy bien hacia dónde tirar una vez que se abandona. Con tantas opciones, se necesitan semanas para abarcar todo. Y si no, ¿por dónde empezar? ¿Por el Valle de Mena, para encontrarse con los alumnos de aquella escuela? ¿Hacia la frontera con Cantabria, para luego seguir ruta por aquella otra comunidad? ¿Más hacia Álava, que tiene lo suyo también? ¿Dónde parar, dónde encontrarse con este pasado? Aquí va un recorrido que aúna un poco de naturaleza, con una ruta a pie de unos pocos kilómetros por un desfiladero, y la visita a una de las iglesias más bonitas de las Merindades: la de San Pedro de Tejada, que encima se ubica en un paraje natural que también tiene lo suyo.

Hay que poner rumbo a Villarcayo y de allí hacia Incinillas para luego dirigirse a Valdenoceda por la misma carretera. Es ahí, entre estas dos últimas localidades, cuando las montañas se levantan como de repente y el paso se estrecha. Abajo, pegado a la senda de asfalto, lleva toda la vida pasando el río Ebro y es por un caminito que a veces va paralelo a una y a otro por donde se hizo negocio durante mucho tiempo, pues es parte de la ruta de la Lana. Al final del desfiladero puede dejarse el coche en el aparcamiento junto al Puente del Aire, una construcción de un solo ojo muy elevado sobre el agua, y caminar de vuelta por entre los árboles y siempre escuchando al Ebro. Este tramo forma parte del GR99, que es larguísimo en su totalidad -hasta el Delta va- pero del que muy bien se pueden hacer estos tres kilómetros de ida más tres de vuelta por lo que se llama la ruta de las pasarelas del desfiladero de Los Hocinos.

A un lado la Sierra de Tudanca, al otro la de la Tesla, los pliegues en vertical bien visibles por aquí y por allá. Árboles los que se quieran, entre encinas, acebos, robles y hayas. Aves rapaces, si el día es bueno, se ven unas cuantas. El rastro humano se ve primero en un lugar denominado la Fuente de Marfil, primera pasarela de metal bajo la que se van uniendo las aguas de varios arroyos que bajan de la Sierra de Tudanca; y más adelante en otra clavada a la roca sobre el Ebro y todavía en otra más. Hay que tener cuidado con los resbalones, que no está el tiempo para impedirlos, pero no es difícil hacer esta senda.

Sierra de la Tesla

De vuelta al coche, la dirección sigue siendo Valdenoceda, para torcer a mano izquierda y pasar Quintana de Valdivielso hasta llegar a Puente Arenas. El Ebro vuelve a llamar a los caminantes para que se sumen al recorrido que hace su cauce, pero se ha llegado hasta aquí para ver San Pedro de Tejada, y se va a cumplir -haga el tiempo que haga-. Está a poco menos de un kilómetro del puente por un caminito que se va adentrando en el paisaje. Un paisaje que no es cualquiera, sino el del pie de la Sierra de la Tesla: campos cultivados abajo, bosquecillos diseminados, la niebla en las alturas.

San Pedro de Tejada es del siglo XII y es de manual, de manual bueno. Una sola nave, ábside semicircular y torre con campanas sobre la cúpula, además de la escalerita circular adosada. Muy vertical y muy decorada, resalta sobre un fondo bucólico. Está vallada, así que incluso si el plan es verla solo por fuera, rodeándola en busca de figuritas en las puertas y bajo el tejado, lo mejor es hacer la reserva correspondiente escribiendo al correo info@arteynaturavaldivielso.org. Es necesario avisar con 48 horas de antelación por lo menos. Si se hace la visita en verano, se puede prescindir del aviso.

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