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En Hart Island nadie puede entrar salvo los funcionarios de prisiones.
Hart Island y los tocones de la muerte

Hart Island y los tocones de la muerte

En esta isla de Nueva York, miles de cadáveres se apilan en fosas comunes cavadas por presidiarios

MIRIAM COS

Jueves, 21 de agosto 2014, 08:30

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Bajo cada tocón blanco aposentado en la descuidada hierba de la isla se puede atisbar la tristeza. Son señales del abandono, la soledad y la muerte. En Hart Island, un islote neoyorquino perteneciente al Bronx, estos trozos de madera pintada tienen un gran significado, ya que albergan fosas comunes con cientos de cadáveres en su interior. Sin lápidas y mucho menos nombres, personas sin hogar, bebés fallecidos antes del parto o gente sin familia han ido a parar a este lugar semiabandonado al que nadie puede entrar desde hace años. Ni siquiera los vecinos de una de las ciudades más famosas del mundo llegan a conocer la existencia de tan escalofriante sitio. Y es que sus moradores, silenciosos y sin descanso, esperan una digna sepultura desde hace demasiado tiempo.

Unos 150 ataúdes de adultos por fosa común y 1.000 niños en cajones minúsculos de pino, identificados con un número en zonas aparte, conforman la cifra total de cadáveres que hay en la isla, todos ellos enterrados por presos de la cárcel de Rivers Island. Ellos son de los pocos que pueden pisar el islote. Y es que desde el año 1869, Hart Island es uno de los cementerios más grandes de Estados Unidos con un millón de cadáveres sepultados en su subsuelo.

Antes de servir de necrópolis, las 101 hectáreas que componen el islote tuvieron otros cometidos, algo que se puede observar en sus abandonados edificios, vestigios de épocas pasadas. Un campo de prisioneros de guerra, un hospicio, una prisión, un asilo de mujeres o incluso una base de misiles antiaéreos son algunos de los usos que se han dado al lugar por parte de las autoridades norteamericanas.

El único embarcadero que da paso al mundo a la isla está completamente prohibido al público, vallado con rejas y protegido por alambres de espinos. Los carteles disuaden a cualquiera que pretenda acercarse. El Departamento de Prisiones de Nueva York se afana en evitar que alguien llegue a las orillas de Hart Island.

Hart Island Proyect

Pero no todos los cadáveres que se amontonan en estas fosas son propietarios de vidas olvidadas y desconocidas. En los últimos años, un sinfín de familias han reclamado que algunos de sus seres queridos se encuentran en el islote, y también la necesidad de acudir a velarlos. Así, la artista estadounidense Melinda Hunt trata de dar visibilidad y acceso al cementerio desde el año 1991, incluyendo la posibilidad de comprobar los registros de los entierros y los mapas de la isla. Ella se encarga de realizar una base de datos de las sepulturas realizadas en el lugar, aunque hasta la aparición del proyecto estos informes fueron inaccesibles. Incluso algunos de ellos se perdieron o quemaron.

El año pasado pudieron acudir hasta ocho personas a comprobar si sus seres queridos se encontraban allí, la mayoría madres de bebés muertos prematuramente. El proceso es difícil. A través de abogados y de los funcionarios se debe hacer una petición formal para poder tener acceso al recinto. Según el Departamento de Prisiones, no se permiten las visitas porque "carecen de infraestructura" y porque sus edificios se encuentran en ruinas. Aún así, los dolidos familiares no se rinden ante algo que les parece injusto y fuera de lugar en cualquier cultura.

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