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Ursula Strong y Koldo Soret forman el dúo donostiarra Niña Coyote eta Chico Tornado. MORQUECHO

Niña Coyote eta Chico Tornado: «En este disco nos hemos quitado el corsé»

El dúo donostiarra regresa con 'AitzStar', otra descarga de energía que incluye más ironía y algo de humor

Juan G. Andrés

SAN SEBASTIÁN.

Viernes, 8 de marzo 2019

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Koldo Soret (voz, guitarra, octavador) y Ursula Strong (batería) han vuelto a la ciudad con nuevo disco bajo el brazo, 'AitzStar' (2019), y aunque todavía faltan unos días para su presentación en el centro cultural Intxaurrondo (13 de abril, 22.00 horas, 13/10 euros), sus once temas ya pueden escucharse en formato físico y en 'streaming'. El dúo donostiarra regresa con la fuerza y la contundencia de siempre, aunque en este trabajo se han permitido más ironía e incluso algo de humor. Ambos responden al interrogatorio mostrando la misma compenetración que exhiben en sus espectaculares directos.

- El anterior disco, 'Eate' (2016), estaba dedicado al genio mitológico vasco de la tempestad, el fuego, las grandes riadas y los vientos huracanados. ¿Qué se esconde tras 'AitzStar'?

- Nos gustan desde siempre los juegos de palabras. En el primer álbum teníamos una canción llamada 'Izardust', el EP de 2015 se titulaba 'Lainoland' y este disco es una mezcla de 'aitz', roca en euskera, y 'star', estrella en inglés. Surgió cuando explicábamos a unos amigos yanquis cómo se construyen las palabras en euskera y nos hizo gracia crear ese híbrido entre una palabra muy antigua y otra con resonancias más modernas que puede recordar a la estrella de rock, pero todo está formulado de manera irónica y paródica. Esa sería un poco la 'pedrada'... (Risas)

- Y también podría aludir al 'stoner-rock', uno de los géneros que definen su sonido...

- Claro, todo se retroalimenta.

- El primer single ha sido 'Azeri eta herio', en el que la muerte y el zorro se encuentran frente a frente...

- Es una letra de Harkaitz Cano, la única que no es nuestra en el disco. Nos gusta mucho porque es una especie de cuento que refleja muy bien la esencia de nuestra música, con el desierto muy presente... También es la única letra de ficción de 'AitzStar'.

- Espero que también sea ficticio eso que cantan en 'Backintown' de volver a la ciudad «con el machete en la mano y fuego en los ojos»...

- (Risas) Es una metáfora pero no es ficción. Digamos que el machete y el fuego son nuestros directos, los temas nuevos, los conciertos... Explica muy bien nuestra actitud, pero igual sí que andamos muy metafóricos, 'doblesentídicos' e irónicos.

- Suelen calificar su sonido de desértico. ¿A qué se refieren?

- A un sonido pesado, denso y árido que al mismo tiempo es punzante, venenoso... Eso creo que lo escribiste tú sobre nuestro primer disco: rock venenoso.

- ¿Y en qué ha evolucionado su sonido desde el debut homónimo de 2013?

- A uno mismo le cuesta un poco ver su propia evolución pero supongo que hemos pulido mucho el sonido, la manera de tocar... El invento del octavador -un pedal que baja o sube una octava de la nota de la guitarra- me obliga a tocar de una manera para sacarle más partido y Ursula también ha mejorado mucho desde que empezamos.

«Hoy día la represión viene en un envoltorio más bonito y digerible pero más venenoso»

- Han logrado algo muy difícil: un sonido propio y reconocible.

- Mucha gente nos dice eso mismo y nos encanta porque la verdad es que hoy día muchas bandas suenan iguales.

- Han cambiado a Haritz Harreguy por Ricky Falkner (Love Of Lesbian, Zahara, Lory Meyers, Berri Txarrak...). Pensé que se habrían lanzado al indie-pop, pero no.

- (Risas) Fue un poco casualidad y nunca hemos intentado meternos mucho en la escena del metal buscando un productor especializado. Con Haritz siempre hemos estado muy a gusto pero para un cuarto disco nos apetecía cambiar y probar otras cosas. A Ricky le conocimos en una entrega de premios en Madrid, compartimos cuatro horas de buen rollo y surgió la posibilidad de que nos produjera. Desde el inicio le advertimos: «Ya sabes dónde te metes: nosotros somos un agujero de oscuridad» (Risas) Pero nos dijo que ni él ni Jordi Mora, el ingeniero de sonido, tenían ningún problema con nuestro estilo.

- ¿Y cómo fue la grabación?

- Como es habitual, en el estudio grabas pero también pasas mogollón de horas de charla. Nosotros las aprovechamos para hablar largo y tendido de música. Son personas superabiertas, con mucha cultura musical, y aunque cada uno tenemos nuestros gustos particulares, coincidimos en muchas cosas, y no sólo en música cañera.

- ¿Por ejemplo?

- Pues junto a grupos como Pantera o Hawkwind salieron nombres como Beach Boys o Etta James... Ricky y Ursula lloraron viendo un vídeo de Etta James y otro de Ray Charles dedicándole una canción a Quincy Jones. Después de grabar pasábamos horas viendo documentales como cuatro putos freaks. (Risas)

- Háblenme de 'Neu ta zeu' y 'Bai Bye', dos temas que se salen un poco de la onda habitual del dúo con esos coros juguetones y bastantes dosis de humor...

- Son muy irónicos, sí. En este disco nos hemos quitado el corsé con algunos temas que igual no ofrecen lo que la gente espera de nosotros. Nos hacían gracia y pensamos, ¿por qué no hacerlos? ¿Quién nos limita? Si me apetece cantar en falsete, ¿qué problema hay? Es lo bueno que tiene la autoedición, que puedes hacer lo que te dé la gana.

- ¿Les apretaba ese corsé del que hablan?

- Bueno, en realidad nos lo hemos quitado por la necesidad de divertirnos todo el rato y para ello, debes cambiar por ti mismo. Cada vez nos importa menos cumplir con las expectativas: si le encanta a todo el mundo, perfecto, y si no le gusta a nadie, tampoco pasa a nada. Hemos perdido la pretensión en el mal sentido de la palabra, no queremos llegar a ningún lado concreto, sino hacer lo que nos apetezca y ver hasta dónde nos lleva. Por ahora no ha salido mal la táctica...

- El disco termina con 'F.U.A.', siglas de «Fuck U All», unos «alaridos necesarios en la sociedad del siglo XXI», según proclaman. No han podido ocultar su ascendencia punk...

- Sí, es un «Que os jodan» en general pero si alguien lo canta y lo comparte con nosotros está protegido. (Risas) Va dirigido a la política, a los gobiernos y a toda esa lacra de la sociedad, incluso a la gente hiperacomodada e instalada en el sistema... y también a quienes se han inventado esa ley por la que no pueden organizarse más de doce conciertos al año en un bar. ¡Que les jodan!

- ¿A qué creen que obedecen ese tipo de medidas que limitan la música en directo?

- Yo creo que guarda relación con algo de lo que hablamos mucho en nuestras letras. Hoy día sufrimos una represión cada vez más maquillada pero cada vez más fuerte. Viene presentada en un envoltorio más bonito y digerible, pero mucho más venenoso de lo que parece. En la canción 'Geroa' aludimos también a eso cuando cantamos «Haiena da geroa» (El futuro es de ellos): vamos perdiendo, nos van comiendo terreno y no decimos nada, no sabemos hacerles frente como sociedad. Nos limitamos a quejarnos y parece que con eso ya basta: primero protestamos y luego acatamos.

- Con relación a esa norma que prepara el Gobierno Vasco, llama la atención que los músicos de Vitoria se hayan movilizado pero no así los de Donostia...

- Ya, es verdad, y nosotros los primeros... Todos los músicos deberíamos unirnos, sacar los 'amplis' a la calle y tocar en cada esquina de la ciudad. Que vengan y nos detengan a todos por tocar en la calle. Luego podríamos montar una 'jam session' en el calabozo. (Risas) Ya en serio, la protesta no te exime de la desobediencia. Hay que responder claramente a esos ataques...

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