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EFE | JERUSALÉN
Miércoles, 15 de marzo 2006, 01:00
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El partido gobernante de Israel, Kadima, ha registrado una subida de hasta cinco puntos en la última encuesta que le concede 42 escaños de los 120 del Parlamento.
Según el sondeo, elaborado para el canal de la televisión pública y cuyos resultados publica hoy el diario Haáretz, el Partido Laborista obtendría 16 diputados y el Likud 15. Los restantes 47 escaños se reparten entre cerca de una decena de partidos de menor importancia.
El estudio fue realizado antes del asalto del Ejército israelí ayer a la prisión de Jericó -operación en la que tres palestinos resultaron muertos- para capturar a los asesinos de su ministro de Turismo, Rejabam Zeevi, en octubre de 2001, por lo que no contempla su efecto en la opinión pública. La operación militar ha recibido muestras de apoyo generalizado en la opinión pública israelí.
"Un momento de orgullo nacional", "Rápido y elegante" o "Justicia en Jericó" son algunos de los editoriales que publica la prensa de hoy, en la que se alaba la capacidad del primer ministro en funciones, Ehud Olmert, para tomar decisiones difíciles de carácter militar en momentos políticos críticos.
Ese argumento había sido precisamente el principal arma de la extrema derecha, en particular el Likud, para desacreditar al líder de Kadima, casi sin experiencia en el campo de la seguridad nacional.
La proximidad de los comicios ha llevado a algunos analistas a establecer un vínculo entre el asalto y las necesidades electorales de Olmert para demostrar a la población que es un líder fuerte. En ese sentido, el comentarista militar del diario Haáretz, Amos Harel, destaca en su columna que "el Ejército le ha resuelto la papeleta a Olmert".
Aun así, destaca que la decisión de asaltar la prisión no tiene "olor electoral", porque está claro que después de que los británicos comunicarán a Israel y a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de que retiraban a sus guardas de la prisión "al gobierno israelí no le quedaba margen de maniobra", más que tomar la prisión y llevar a juicio a los asesinos de su ministro.
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