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Valentía ucraniana

Philosophiae Naturalis ·

La simpatía no gana guerras y las sanciones económicas pueden ser coercitivas, pero no impedirán la devastación del país entero

Viernes, 11 de marzo 2022, 07:07

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En Mariúpol vive (o vivía, tal vez) un amigo del que nada sé desde días. Le conocí por ser proveedor de zinc y congeniamos rápido: ... es (era, tal vez) todo un personaje, tan risueño como rollizo. Se dedicaba a la purificación de metales y a la chatarra. Su fábrica se encuentra (o encontraba, tal vez) en la periferia del puerto, desde donde realizaba envíos a todo el planeta. O al menos a toda la porción de planeta que conocía de su existencia y realizaba negocios con él, como era mi caso. Imagino que habrá empuñado las armas para defender su ciudad de los invasores rusos. Me escama un poco no haber vuelto a saber nada de él, porque quien puede envía mensajes o vídeos o fotos para dar fe del horror en que están sumidos en Ucrania. Temo por su vida.

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