Un trabajo serio
A partir de ahora vamos a ver muchas cosas que parecen ciertas y no lo son. Estamos en la era de la ficción. Estamos en ... la era de la ironía. Y estamos en la era de la posverdad y las noticias falsas. Son cosas distintas, pero los límites de todas ellas son borrosos y lindan siempre con el concepto de verdad. La verdad está amenazada, claro. Pero es bueno que sea así: que aprenda a defenderse. Cada vez que alguien afirma algo pretende darle una apariencia de verdad, pero la verdad hay que demostrarla. Ya no basta con enunciarla. Antes bastaba. El invento de la verdad ha sido más importante que el de la rueda. Las religiones y los códigos de justicia han tenido un chollo con esa palabra. Te decían que algo era verdad y te lo creías. Es decir, tenías que creértelo. Pero eso ha cambiado, afortunadamente. Ahora la verdad es lo que no se puede negar racionalmente, una correspondencia entre lo que se dice y los hechos. La verdad de los hechos, eso es lo que hay que buscar.
Respecto a la ironía, en fin... A mí la ironía me gusta porque cuestiona. La ironía es interrogativa y genera un vacío: te obliga a reflexionar en silencio. La ironía es siempre desafiante: te reta a ser más preciso, te reta a mejorar tu explicación, tus argumentos. ¿Vivimos en una época irónica? Sí, eso es lo que creo. Los convencionalismos están cada vez más en entredicho porque cualquiera puede desenmascararlos con un chiste. Y conseguirlo es un triunfo: los convencionalismos son artificios a menudo interesados. Incluso la ficción es un regalo de la inteligencia humana. ¿Qué sería de nosotros sin la ficción? La literatura y el cine elevan la vida y mejoran la experiencia que tenemos de nosotros mismos. Pero cuidado con las noticias falsas. Cuidado con esa tóxica dieta diaria que nos entra por los ojos: está en nuestros ordenadores y en nuestros móviles. Cuidado con la posverdad: nos la comemos. Es la nueva manera de mentir, lanzar bulos y generar infundios contra el adversario con el fin de manipular la opinión pública y obtener beneficio político. Como decía, a partir de ahora vamos a ver muchas cosas que parecen ciertas y no lo son.
Cada día es más fácil manipular las imágenes y los archivos sonoros, y crear vídeos falsos de gran verosimilitud y calidad técnica. Tenemos que educarnos en el sentido crítico y en la capacidad de analizar y poner en cuestión la basura ideológica que infesta las redes. Por supuesto, no creo que ahora seamos más incautos o más manipulables que hace treinta años. En todas las épocas, la verdad oficial ha estado en manos del poder. Pero ahora todo es más fácil de alterar y va más rápido. Y los medios de comunicación van a tener que dedicar una sección permanente a esta tarea: a destapar, desmontar y denunciar las noticias falsas de cada día. Un trabajo serio.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión