Ante lo que considero la mayor crisis de la historia dentro de la Iglesia católica, me atrevo a expresar mi opinión al respecto. Creo que es un anacronismo que los curas sean hombres célibes y no sujetos a las mismas leyes que el resto. Me parece que hay tres reformas urgentes y valientes que la Iglesia tendría que acometer de inmediato: en primer lugar, que haya sacerdotes hombres y mujeres. En pleno siglo XXI no se explica que la mujeres no puedan acceder al sacerdocio. Luego, los sacerdotes deben poder casarse. No es natural que sean célibes y no puedan tener el mismo equilibrio biológico y psicológico que las demás personas. Por último, se debe someter a los religiosos pederastas a las mismas condiciones penales que a los seglares. No comprendo eso de que se les mande a un monasterio apartado. Deben ir a la cárcel como el resto de personas acusadas por el mismo delito. Esta es mi humilde reflexión, un intento de evitar el casi inexorable fracaso de la Iglesia católica como referente moral.
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