FOTOLIA

Sentir vergüenza por el sufrimiento psicológico

Miércoles, 15 de diciembre 2021, 08:38

Hablar de nuestro sufrimiento psicológico es a menudo sinónimo de incomprensión y de tensión por admitirlo como propio. Tendemos a silenciar el sufrimiento psicológico y ... entendemos que callar es mejor que hablar de lo que nos ocurre.

Publicidad

Pongo como ejemplo las bajas laborales por cuestiones relacionadas con la salud mental. No es lo mismo que en el papel se lea proceso gripal a que ponga ansiedad. Nada tiene que ver una baja larga tras una intervención de cadera o una baja larga por una depresión. Tampoco podemos comparar un proceso de incapacidad laboral a los 18 meses en los que se dicta la pensión por incapacidad total o absoluta, si el origen es físico, (una amputación); o de origen psíquico como puede ser una enfermedad mental grave e invalidante para la responsabilidad laboral (un trastorno de personalidad)

Las personas que han recibido una incapacidad laboral por motivos de salud mental tienden a ocultarlo socialmente. No saben qué decir y en ocasiones reducen sus relaciones sociales para no enfrentarse a la pregunta temida sobre el trabajo. El estigma social que aún vivimos ante el sufrimiento psicológico refuerza el silencio y la tensión que padecen muchos pacientes con malestar psicológico. La falta de comprensión social y el exceso de enjuiciamiento crítico ante el malestar psicológico no hacen sino revictimizar a quien sufre. Incluso hay quien sigue pensando que las bajas laborales por motivos psicológicos tienen algo de picaresca y que es cuestión de echarle cuento al tema. Debemos recordar a la población que desgraciadamente también hay un porcentaje de mortalidad en algunas enfermedades mentales graves que necesitan de atención especializada. Por tanto, ayudemos a las personas que están en situación de incapacidad por motivos de salud mental. Respetar y tomar conciencia de nuestro importante papel como sociedad para facilitarles la reinserción social sin que se sientan bichos raros. Lo digo también porque hoy es él y mañana podemos ser nosotros.

Aún no entiendo muy bien los motivos por los que los profesionales de la salud mental no tenemos la presencia que nuestros centros asistenciales merecen. Resulta paradójico que en las UCI no se pueda ofrecer asistencia psicológica a los pacientes, las familias y los profesionales que trabajan en dichas unidades. La dimensión traumática de muchos casos contrasta con la frialdad o el tecnicismo del abordaje psicológico de la comunicación o acogida de la situación grave.

Publicidad

En realidad, no pienso que tenga que ver solo con cuestiones presupuestarias ya que se contrata personal sanitario de forma constante en otras facetas. Estoy convencido que tiene que ver con la invisibilidad del sufrimiento psicológico, además de nuestra tendencia a evitarlo y ocultarlo. No hay que ir muy atrás en la historia reciente. ¿Cómo hemos manejado dicha cuestión en la pandemia?¿De verdad nos quedamos tan tranquilos con lo dantesco que ha sido tanta muerte en soledad y tanta impotencia ocultada?

En fin, sufrir psicológicamente y no asistir a quien lo padece es negligente. No me sirve que el argumento que nos excusa de no hacerlo sea el sufrimiento inherente a la vida. No es propio de una sociedad avanzada el decir a los pacientes que para eso están los amigos y las familias. No parece ético paralizar la ayuda psicoterapéutica con incremento de psicofármacos desde la atención primaria. ¿Dónde está el punto de inflexión para que podamos visibilizar y atender el sufrimiento psicológico sin sentir vergüenza, fracaso y estigma social por ello?

Publicidad

Tenemos por delante un reto apasionante como seres humanos. Estamos ante la oportunidad de empatizar con quien sufre el dolor invisible y hacernos un poco más humanos. Que podamos entender y atender el sufrimiento de personas como Verónica Forqué. El reto pasa por hablar de lo que nos ocurre y disponer de profesionales formados para ello, tal y como ocurre con el resto de dolores. Y mientras tanto atrevernos a decir el porqué estamos de baja con la misma dignidad que si lo hiciésemos por un problema de rodilla. Y al que escucha le sugiero no poner caras raras ni etiquetadoras de forma analfabeta.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad